Un joven portero de discoteca de Magaluf fue juzgado ayer en Palma por un delito contra la salud pública después de que la Policía Nacional se incautara de 318 plantas de marihuana en la vivienda que él había alquilado en el barrio de Son Fortesa, en la ciudad, en abril de 2015.

El imputado negó de forma tajante los hechos y explicó que había sido víctima de un engaño. Según su versión, alquiló el domicilio pero era para un amigo, un compañero de trabajo, del que no pudo aportar su nombre ni cuál es su actual paradero. Además, el sospechoso subrayó que nunca estuvo en el piso. Según manifestó, firmó el contrato de arrendamiento para hacer un favor a este conocido.

El joven señaló ante la sala que había recibido amenazas por parte de una mafia y que por esta razón él era la única persona sentada en el banquillo de los acusados. Su abogado defensor solicitó su libre absolución al argumentar que no había pruebas incriminatorias. "Él ha sido engañado, es una víctima más. Él le dejó la vivienda al otro chico y este se la jugó", indicó el letrado, quien planteó que se habían vulnerado sus derechos fundamentales, al haberse roto la cadena de custodia de la droga.

Por su parte, la fiscal reclamó una pena de dos años de cárcel por un delito contra la salud pública y, alternativamente, pidió un año de prisión y una multa de más de 22.000 euros para el sospechoso en calidad de cómplice. El ministerio público destacó que era difícil pensar que engañaron al joven para que alquilara el inmueble y que si no lo hubiera arrendado, no se hubiera cometido el delito. La dueña del piso dijo que lo alquiló en octubre de 2013. El 9 de abril de 2015 la Policía Nacional intervino 318 plantas de marihuana.