"Al llegar a casa abrí la puerta y me encontré con un tipo con la cara tapada, gafas de sol y una pistola que me puso en la barriga. Eran dos encapuchados. Me amenazaron con pegar un tiro a mi mujer en la rodilla. Me maniataron y me taparon los ojos y a mi esposa también. Me hicieron abrir la caja fuerte. Me puse nervioso porque me faltaban las gafas y no podía ver bien. Se llevaron entre 1.000 y 1.300 euros y querían más". Un anciano recordó ayer en la tercera sesión del juicio contra la banda de atracadores paramilitares en la Audiencia de Palma el asalto que sufrió en su casa en Campanet la mañana del 2 de mayo de 2012.

"Mi mujer llevaba desde las nueve de la mañana atada y con los ojos tapados encima de la cama en el piso de arriba. La encontré mal, con mucho dolor. Ella fue agredida. Cuando entraron en casa la tiraron al suelo y le fastidiaron una rodilla. Tuvo que ser operada, no podía andar. Sufrió una fractura de cadera y rotura del menisco interno. Vino una ambulancia y se la llevó al hospital", detalló el perjudicado, que aseguró que se sintió "indefenso".

La encargada del McDonalds del centro comercial de Son Rapinya indicó que fue retenida dos horas en su coche a punta de pistola por dos atracadores la madrugada del 26 de noviembre de 2012. "Me dijeron que me llevaban al local y que querían el dinero de la caja fuerte. Sabían muchas cosas de mí. Yo ese día por casualidad no llevaba las llaves. Tenían información total de la empresa, sabían mi nombre, el de mi supervisor, que había dos llaves para aperturar la caja, era información interna. Me reconocieron que llevaban tiempo siguiéndome", subrayó la joven. "No me creían, empecé a llorar y al final me dejaron ir. Me dejaron en mitad del campo", añadió. "Luego tuve ansiedad. Me costaba mucho entrar en mi coche y en casa por la noche. Pensaba que todo el mundo venía a por mí", destacó. La víctima admitió que conocía a uno de los vigilantes del centro comercial, que está acusado, y que se llevaba bien con él.

La expareja de este procesado, el supuesto informador de la banda, declaró ayer que se enteró de todo cuando él entró en prisión, a excepción del robo en casa de su exjefe, un joyero, que fue por una clienta. "Él es inocente, tengo que creerle, he vivido con él", apuntó.

Por otro lado, una madre y su hija detallaron el atraco que sufrieron en su chalé en Can Pastilla en octubre de 2012. Ambas fueron atadas y amordazadas por dos hombres armados. "Pasé muchísimo miedo", reconoció la joven.