"Es increíble lo que me han hecho. Me han jodido la vida. He sufrido muchísimo". De esta manera, Romano Riberto van der Dussen resumió ayer su periplo penitenciario durante los últimos doce años nada más abandonar la prisión de Palma. Desde septiembre de 2013 estaba recluido en la cárcel palmesana, cumpliendo condena, procedente del penal de Albocàsser, en Castellón.

El ya exrecluso anunció que iba a recurrir la condena en su totalidad. "No me han hecho justicia. Voy a limpiar mi nombre antes de volver a mi país", reclamó este ciudadano holandés de 43 años tras recobrar su libertad, al tiempo que proclamaba su inocencia a los cuatro vientos. Visiblemente indignado, abandonó el Centro Penitenciario de Palma después de pasar casi 13 años entre rejas. El Tribunal Supremo anuló la sentencia de violación por la que fue condenado a seis años y medio de prisión, al considerar probado que el ADN hallado en una víctima correspondía a otra persona.

Sobre las cinco de la tarde, Romano Riberto salió de la prisión de Palma acompañado por una representante de la Embajada de Holanda, llegada expresamente desde Madrid, y por el capellán penitenciario.

"Tengo sentimientos encontrados", subrayó Romano nada más salir en libertad. Este ciudadano holandés fue condenado en 2003, cuando contaba entonces con 30 años de edad, a 15 años y medio de prisión por la supuesta violación de tres mujeres en la localidad malagueña de Fuengirola. Ahora el Alto Tribunal ha echado por tierra una de ellas, ya que el material genético encontrado en una víctima no se corresponde con el suyo.

Van der Dussen criticó con contundencia el largo tiempo empleado por el Tribunal Supremo para reconocer que el ADN encontrado no era de él. "Han tardado nueve años en resolver una simple diligencia", insistió notoriamente contrariado.

El ciudadano holandés arremetió contra el sistema judicial español por este motivo. "Es impropio de un estado democrático, social y de derecho como es España y que, además, pertenece a la Unión Europea".

Van der Dussen hizo hincapié en las penurias que pasa en prisión un preso que cumple condena por agresión sexual frente a otros delitos. "Lo he pasado muy mal. He estado preso por violación múltiple, no por robo", precisó.

El exrecluso defendió que no había cometido ningún delito, algo que ya había hecho vehementemente durante su cautiverio. "No soy un depredador sexual. Desde hace nueve años se sabe que soy inocente y nadie ha hecho nada por mi".

Romano rompió una lanza en favor de la presión ejercida por las autoridades holandesas para que se revisara su caso. "Hasta que el Gobierno de mi país no ha presionado, no se ha hecho nada", abundó. Van der Dussen reconoció que había tenido momentos de flaqueza en el transcurso de su prolongada reclusión que le hicieron perder toda esperanza. "A veces he pensado en acabar con mi vida", admitió.

Otro de los momentos más tristes que marcó su encarcelamiento fue la muerte de su madre. "Durante este tiempo, murió y no pude despedirme de ella. No hay dinero en el mundo para poder pagar eso", recalcó. También se acordó de su hija, de corta edad cuando entró en prisión. "Ahora tiene 15 años y no la he podido ver", insistió.

Van der Dussen echó por tierra todas las acusaciones de violación que recayeron sobre él durante el juicio. "Siento lo que les pasó a las víctimas, pero no tuve nada que ver con ello", aseguró. La principal prueba de cargo contra este ciudadano holandés fue la identificación que hicieron ellas de él en rueda de reconocimiento como su presunto violador. "Fueron inducidas por la Policía a que declarasen esto. Ahora son tres los agresores. Nadie se cree que tres personas distintas, que no se conocen, cometieran el delito la misma noche", afirmó.