Un juzgado de Palma ha impuesto sendas condenas de un año y nueve meses de prisión para un padre y su hija por propinar una paliza y amenazar de muerte a un sacerdote septuagenario de la isla en su domicilio, en la ciudad, en enero de 2014. La sentencia considera a los dos imputados responsables de un delito de amenazas y otro de lesiones y les absuelve de coacciones. La magistrada, que ha fijado una indemnización de 4.400 euros a los herederos de la víctima por las lesiones y secuelas ocasionadas, ha tenido en cuenta las circunstancias en las que se produjo la agresión, así como la avanzada edad del perjudicado, de 72 años, quien falleció un año después, en abril de 2015, debido a una enfermedad.

El progenitor sospechoso, de 50 años, y su hija, de 21, ambos de origen boliviano, golpearon al capellán en su casa, en Palma, al culparle de la separación de su mujer y madre, respectivamente, al haberse entrometido en el matrimonio. Tanto el sacerdote agredido, en su declaración policial efectuada en una clínica de la ciudad donde estuvo ingresado, como un testigo, el expárroco de Sant Sebastià, Alfredo Miralles, negaron este extremo de forma tajante. La víctima, Jaime Palmer Riera, de 72 años, colaboraba en la parroquia de Sant Sebastià en esa época celebrando las misas de tarde. Como consecuencia de la paliza, el cura resultó herido grave, precisó puntos de sutura en la cabeza y estuvo hospitalizado ocho días.

Según se declara probado en la sentencia, que aún no es firme, los hechos ocurrieron el pasado 17 de enero de 2014, sobre las nueve de la noche, cuando padre e hija, actuando de común acuerdo, se dirigieron al domicilio del capellán, en Palma, al que esperaron en el rellano hasta que llegó.

Acto seguido, los dos familiares entraron con él en su casa y pasaron hasta la cocina. Allí, el progenitor le dijo que le iba a matar y le indicó: "Has destrozado a mi familia". Mientras tanto, su joven hija cogió un cuchillo de cocina. Los dos hombres estuvieron hablando en relación a la exesposa del acusado y este último golpeó al sacerdote con la mano en la mandíbula. Luego, su hija pegó en la cabeza al perjudicado con un marco que contenía una fotografía de su madre y hermano.

Como consecuencia de la agresión, la víctima padeció un traumatismo craneoencefálico, herida inciso contusa en cuero cabelludo y cervicalgia post-traumática. El lesionado tardó 20 días en curar, precisó puntos de sutura y estuvo ocho días hospitalizado. Como secuela le quedó una afectación psíquica, estado de ansiedad y una severa limitación a las rotaciones cervicales con contractura muscular dolorosa que precisó tratamiento fisioterapéutico. Dos días después de los hechos, un juzgado de instrucción de Palma dictó una orden de alejamiento para los dos agresores.

La sentencia ha valorado la declaración del perjudicado en la fase de instrucción, que fue "verosímil, creíble y coherente", junto con los informes médicos. El capellán relató que fue golpeado por ambos sospechosos. Además, otro testigo recordó que encontró al herido en la cocina con una toalla en la cabeza y que la joven le explicó que le había tirado un cuadro a la cabeza y "le dio a Jaime". Según la juez, no está acreditada la especial peligrosidad del instrumento que usó la chica, un cuadro con la fotografía de su madre y hermano, del que se valió "espontáneamente en el momento de la discusión". El fallo rechaza que hubiera coacciones.