La mafia laboral destruyó documentos con la contabilidad en B de sus negocios antes de que estallara la 'Operación 14' a mediados de diciembre, que llevó a prisión a los cabecillas del entramado por organización criminal, explotación laboral, fraude a la Seguridad Social, falsedad documental y delito contra la Hacienda Pública, entre otros. La Policía Nacional ha concluido que antes de que se produjeran las primeras 14 detenciones, los responsables de la red eliminaron pruebas incriminatorias y las escondieron en oficinas ocultas ubicadas en la parte trasera de determinados restaurantes. Estos locales posteriormente fueron registrados y precintados.

La trama cambiaba de oficinas clandestinas en las trastiendas de los establecimientos para evitar que se descubrieran las irregularidades fiscales y laborales que presuntamente cometía. Uno de los arrestados reconoció ante los investigadores de la UCRIF de la Policía Nacional que llevaban una doble contabilidad en A y en B. Según apuntó, las contabilidades en B, en dinero negro, se guardaban en un servidor del emblemático restaurante Diplomatic, un local muy concurrido por políticos y periodistas ahora precintado situado junto al Parlament de las Illes Balears, pero toda esta documentación se destruyó tras una inspección policial inicial que se realizó en las oficinas de uno de los investigados que permanece preso en Palma. También los rollos de las cajas registradoras en las que figuraba la contabilidad en B fueron destruidos, según su versión.

Esta declaración fue confirmada por otro detenido quien también recordó que los documentos fueron eliminados. Otra persona investigada responsabilizó al supuesto cabecilla de la red, Juan S.G., que controlaba decenas de sociedades del sector de la hostelería, de establecer las condiciones laborales del personal. Así, el cerebro del entramado decidía el tipo de contrato laboral, las horas de trabajo y el sueldo de los empleados, gran parte del cual se pagaba en dinero negro, según su versión. Estos pagos en B quedaban registrados en un documento excel que también fue destruido. Y las horas que cotizaban a la Seguridad Social también variaban mucho, desde una hora a la semana hasta 40 horas semanales, si bien las jornadas casi siempre eran más largas y se pagaban en negro, según las pesquisas.

Uno de los investigados indicó que el cabecilla, tras una primera inspección de la Policía, ordenó destruir la información que había en la oficina. Al día siguiente, se encontró las dependencias desmanteladas y ya había sido eliminada toda la documentación en la que constaba la contabilidad B.

Además, tras la inspección policial, la organización sacó de forma precipitada de todas sus oficinas gran cantidad de documentación relativa a la contabilidad B de sus sociedades que no había sido destruida y la llevó a una nave industrial en el polígono de Son Oms. Este lugar fue registrado posteriormente.

El magistrado instructor destaca que la mayor parte de la facturación que recaudaba la red en sus negocios se hacía en dinero negro, si bien varios detenidos dijeron que se trataba de la tercera parte. Precisamente, uno de ellos admitió ante el juez que desviaban un 30% a la caja B.

La red investigada explotaba un centenar de establecimientos, la mayoría en Palma. El magistrado recalca que los trabajadores, muchos extranjeros, estaban sometidos a condiciones de trabajo "inhumanas", de "cuasiesclavitud laboral" con jornadas de más de 12 horas y sin cobrar horas extra. La trama tenía una estructura piramidal y contaba con testaferros.