La vista oral celebrada ayer en la Audiencia de Palma con la sala completamente a oscuras debido a un corte ya anunciado del suministro eléctrico acabó en una conformidad entre las partes. El violador confesó los cargos y aceptó la condena de ocho años de prisión que solicitó tanto la fiscalía como la acusación particular. Sentado en el banquillo de los acusados y custodiado en todo momento por una pareja de la Policía Nacional, el hombre se mostró muy tranquilo durante el juicio, que apenas duró unos cinco minutos. En el transcurso de la vista estuvo presente la víctima, sentada a corta distancia de su agresor sexual. Cuando acabó la sesión, la mujer se levantó, se aproximó al procesado y se encaró contra él. Los agentes le indicaron que abandonara la sala. La perjudicada le hizo un par de comentarios a su antiguo compañero sentimental sin alzar la voz. Él la miró y siguió impasible en el banquillo. Finalmente, la mujer salió al exterior sin que hubiera que lamentar ningún incidente, solo un momento de tensión. Poco después, cuando el sospechoso fue conducido a los calabozos y cruzó el patio de la Audiencia, no dijo nada, pero salió sonriendo.