Un acusado de mediana edad aceptó ayer una pena de ocho años de prisión por violar dos veces a su exmujer a la que previamente había atado por las muñecas a unas estanterías con unas cintas en el domicilio de ella en Pòrtol (Marratxí) a finales de 2014. El procesado, de unos 40 años que actualmente está encarcelado, admitió los hechos en la Audiencia de Palma y también se conformó con la medida de libertad vigilada durante siete años. Confesó ser culpable de un delito de agresión sexual agravada. El hombre acudió a la vivienda de la víctima una mañana de noviembre de 2014 y, tras discutir con ella, la intimidó y la forzó a punta de cuchillo. El agresor violó dos veces a su expareja, de la que se hallaba en trámites de separación, aprovechando que momentos antes la había atado por las muñecas en el garaje de la casa.

El imputado reconoció los cargos cuando le leyeron el escrito de acusación. La fiscalía, que en un primer momento reclamaba para él una condena de 30 años de cárcel, modificó ayer el relato de hechos y suprimió dos delitos. Rebajó su petición de pena a ocho años al apreciar la circunstancia atenuante como muy cualificada de reparación del daño, ya que el sospechoso ha suscrito el compromiso de pago de 40.000 euros a la perjudicada en cuanto venda una finca.

El agresor sexual también aceptó la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de diez años, así como abonar la indemnización de 40.000 euros.

Los hechos enjuiciados se remontan al pasado 12 de noviembre de 2014, sobre las nueve de la mañana, cuando el procesado se presentó en el domicilio de su exmujer, de la que se encontraba en proceso de separación, en Pòrtol (Marratxí). El hombre previamente se había asegurado a través de la aplicación del teléfono WhatsApp de que su antigua pareja se hallaba en casa. De hecho, al llegar al inmueble, ella le permitió el acceso al estar esperándolo.

Una vez dentro de la vivienda, ambos iniciaron una conversación que acabó en una discusión cuando la mujer le dijo que ella se marchaba del domicilio. Entonces, el procesado le contestó con intención de intimidarla: "Tú hoy no te mueves de aquí". Y la agarró con fuerza y le puso un cuchillo a la altura del cuello y el pecho.

Mientras la tenía así sujeta, la llevó contra su voluntad al garaje de la casa, donde le ató las muñecas a unas estanterías con unas cintas sin soltar el arma blanca. Acto seguido, le bajó los pantalones y la ropa interior y la forzó en dos ocasiones. El agresor sexual le dijo "cállate o te lo clavo", se tomó unas pastillas que él creía que eran ansiolíticos y le indicó que cuando le hicieran efecto se ahorcaría en un gancho que él había colocado días antes.

Mientras la víctima estaba atada, el imputado fue a la cocina en busca de más fármacos. La perjudicada aprovechó ese momento para soltarse y huir a la calle donde pidió ayuda. Sufrió una erosión en un dedo de carácter leve como consecuencia de la agresión.