La Audiencia de Palma juzgó ayer a dos policías nacionales por presuntas torturas al conductor de un taxi que fue detenido el pasado 18 de abril de 2013 en las cercanías del poblado de Son Banya después de insultarles, intimidarles, negarse a realizar la prueba de alcoholemia y empujar a uno de sus compañeros, un oficial que también acudió al lugar. Este arrestado también se sentó ayer en el banquillo de los acusados por atentado a la autoridad por presuntamente abalanzarse sobre el agente y atacarle y por no someterse al test de alcoholemia. La fiscalía solicita para él una condena de dos años y medio de prisión. El hombre negó haber empujado al policía, así como haber increpado y humillado a los otros investigadores. Según su versión, únicamente se quejó del trato y los malos modos recibidos por la Policía Nacional cuando registraron su taxi, modelo Skoda Fabia, que era nuevo. "No era un registro normal, eso parecía un robo. Parecíamos terroristas", apuntó el imputado, de 38 años.

El hombre conducía un taxi "fuera de servicio" en el que también viajaban un amigo y un tío suyo la tarde del 18 de abril de 2013 por la zona de Son Ferriol. El sospechoso admitió que antes de que los agentes le dieran el alto, tuvo una disputa con otro turismo por motivos de tráfico. Reconoció que esa tarde había bebido un carajillo y que llevaba activado el taxímetro y el piloto encendido porque se lo estaba enseñando a sus compañeros "porque todo era nuevo". El conductor señaló que uno de los policías acusados le golpeó en varias ocasiones, le esposó y le colocó unas bridas en los tobillos. Mientras, el otro agente no hacía nada por evitarlo. "Me ataron a conciencia, con mala leche. Me apretaron los grilletes", precisó. El arrestado indicó que en ese momento no le ofrecieron someterse a la prueba de alcoholemia hasta que lo trasladaron al cuartel de Sant Ferran. "Intenté soplar pero no podía. El policía me había golpeado en las costillas y no podía insuflar aire", manifestó.

Según su versión, el primer golpe que recibió fue un manotazo en el ojo al quejarse cuando registraban su taxi; luego, esposado, un policía le pegó en las costillas cuando lo metía en el coche; él admitió que pegó dos patadas al vehículo policial y el agente entró y volvió a agredirle; entonces, le ataron los pies con bridas y lo trasladaron a Sant Ferran, donde le llevaron entre cuatro agentes "como un saquito"; finalmente, lo condujeron hasta la comisaría de s'Arenal haciendo zigzag y golpeándose "de lado a lado" en el coche patrulla; en ese momento, volvió a ser agredido dos veces en las costillas, según confirmó. "Sentí bastante miedo", aseguró.

Uno de sus compañeros ratificó su versión y culpó al mismo policía de los golpes. El testigo explicó que esa tarde habían ido a comprar cocaína a Son Banya y se dirigían a un bar de Son Ferriol.

Por su parte, los dos agentes imputados y otros policías negaron haber agredido al arrestado y destacaron que se hallaba muy agresivo y hostil. Según recalcaron, les profirió todo tipo de insultos, olía a alcohol y empujó a un oficial, por lo que fue detenido. Los agentes alegaron que allí mismo le ofrecieron someterse a la alcoholemia pero este se negó. Dos policías locales lo confirmaron, pero dieron detalles contradictorios como que el detenido estaba de pie fuera del coche. La acusación pide dos años de cárcel y ocho de inhabilitación a los agentes.