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Palma

El acusado del crimen de es Fortí admitió que empujó a la víctima

Miguel R.P. reconoció que se encontró con la mujer de 45 años en la entrada de la finca, aunque dijo no recordar nada más de lo ocurrido - Esperanza F.F. murió tras ser golpeada y estrangulada

Puesta a disposición judicial del presunto asesino de una mujer en su casa en es Fortí. Isaac bujosa

Miguel Antonio R. P., el joven de 23 años acusado del crimen de es Fortí por el que está en prisión provisional desde el sábado por presuntamente golpear en la cabeza y la cara y también estrangular a Esperanza F. F. cuando entró a robar a su casa a la que luego pegó fuego, admitió en su declaración que se topó con la víctima de madrugada en la entrada de la finca y que la empujó. El sospechoso, no obstante, insistió en que no recordaba nada más de lo ocurrido más tarde. Según su versión, no se acordaba de haberle pegado, ya que había bebido mucho y consumido cocaína.

El muchacho, que cuenta con antecedentes policiales, explicó que conocía a Esperanza F. F., de 45 años, ya que era la casera y vecina de sus abuelos. Incluso, recordó que en ocasiones puntuales él había bajado a su casa para pagar el alquiler del piso de sus abuelos y que ella ya tenía preparado el recibo.

Borracho y drogado

Miguel Antonio R. P. recalcó que la noche de los hechos, entre el 22 y 23 de diciembre, él iba muy borracho. Detalló que había bebido "muchas cervezas" en varios establecimientos 'punt de joc' de Palma y que también había consumido "un gramo de cocaína". Además, aseguró que tomaba pastillas debido a un tratamiento que sigue por su adicción al alcohol.

Ante ese estado, el joven subrayó que no recordaba lo ocurrido esa madrugada, si bien admitió que vio a Esperanza en la entrada de la finca de la calle Port de Cariño, en el barrio de es Fortí. Según su versión, la puerta de su planta baja estaba abierta y ella le preguntó qué hacía él en el vestíbulo esperando, por qué estaba abierta la puerta de la calle y le conminó a que subiera a su domicilio. El muchacho le respondió que iba a subir en un rato a casa de sus abuelos pero que no quería que le vieran tan borracho. Según alegó, no recordaba haber pegado a la mujer, pero admitió que la empujó. Luego, relató que fue a casa de su novia para hablar con ella pero no pudo. El joven manifestó que padecía un trastorno mental y que había intentado suicidarse en dos ocasiones. Está acusado de homicidio, incendio y robo con violencia en casa habitada.

Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional tuvieron que actuar con premura y en unas condiciones precarias para esclarecer el crimen. El asesino había incendiado la casa para tratar de borrar las huellas. Pese al ardid, fue detenido poco después.

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