El juez ha decretado prisión provisional sin fianza por homicidio para el detenido por el crimen de Gomila. El hombre se entregó el lunes por la noche ante la Policía Nacional en Manacor por haber rajado el cuello con una botella de cristal rota el día de Navidad en las escaleras de s'Aigua Dolça a un joven de 26 años, Michael Andrés T. M., quien finalmente falleció el domingo en el hospital de Son Espases debido a las gravísimas lesiones sufridas. El sospechoso es un ciudadano colombiano muy corpulento, culturista, entrenador personal y vigilante de seguridad, que decidió acudir voluntariamente a la comisaría de Manacor al saber que el Grupo de Homicidios estaba ya tras su pista. Ayer tarde confesó ser el autor material del crimen, es decir, la persona que empuñó el casco fracturado de la botella y arremetió directamente contra el cuello de la víctima. De un solo golpe, consiguió seccionarle la carótida y provocarle una hemorragia masiva. Según su versión, no se percató de que había roto la botella ni de haberle alcanzado. La Policía Nacional le arrestó el lunes al anochecer por un delito de homicidio y hoy ha declarado ante el juez.

Se trata del segundo detenido por este caso después de que otro compatriota colombiano de 33 años fuera capturado el mismo día de los hechos, en Navidad, pero luego fue puesto en libertad con cargos y con medidas cautelares por orden judicial al haber serias dudas sobre su implicación. Este hombre desde el primer momento proclamó su inocencia e insistió en que no salió de su casa en Nochebuena porque estaba agotado, ya que se acababa de mudar de domicilio, como adelantó DIARIO de MALLORCA. La forense no le apreció ninguna lesión y, además, varios testigos comparecieron el sábado en la Jefatura Superior de Policía para aclarar que no era él el culpable, sino otra persona de la que incluso aportaron su nombre: Emerson. Aparte de todas estas dudas generadas, hay que añadir que el propio detenido pidió que se visionaran las cámaras de videovigilancia de la zona y de la discoteca de la calle Joan Miró donde se inició la primera pelea para demostrar su inocencia.

Una de las pruebas claves de la causa, que ya está en manos del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional y también del juzgado, es un vídeo que un testigo grabó con su teléfono móvil desde las escaleras que unen la calle Joan Miró con s'Aigua Dolça, que recoge toda la brutal agresión.

En la filmación aparece el autor material del crimen, vestido con una camisa de color negro arremangada, rodeado de otros cuatro hombres en uno de los descansillos de la escalera. Unos peldaños más arriba, se puede ver a otras tres personas, entre ellas la joven víctima y una mujer.

La grabación capta con detalle la trifulca entre los dos grupos, los aspavientos, gritos y las provocaciones de ambos bandos. La estremecedora secuencia apenas dura diez segundos. El principal acusado rompe una botella contra el suelo, se acerca a su oponente y directamente le raja a un lado del cuello. Acto seguido, se retira escaleras abajo. Mientras, el perjudicado sube hacia la calle Joan Miró, y cae desplomado.

'Está muerto'

El vídeo aportado por el testigo también recoge los gritos y comentarios de varios testimonios. Al menos una decena de personas observaron la brutal agresión ocurrida en plena calle poco antes de las siete de la mañana del día 25 de diciembre. "Cabrón", "huevón", "ambulancia" o "está muerto" son algunas de las expresiones que se escuchan.

Antes de que el joven Michael Andrés sea atacado, él mismo intenta romper un botellín contra el suelo. Golpea el casco hasta en ocho ocasiones, sin conseguir fracturarlo, y es en ese momento cuando está agachado cuando le cortan el cuello, ya que el autor material de un solo impacto ha roto su botella. La Policía concluyó en su atestado inicial que los implicados en la riña iban muy bebidos y estaban exaltados.

Ayer por la tarde se efectuó en la comisaría una rueda de reconocimiento, en la que varios testigos señalaron al hombre que se entregó. Dos jóvenes que el viernes identificaron al otro varón en una red social se desdijeron y también apuntaron al detenido.