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Crimen en Palma

El acusado del crimen de es Fortí alega que sufre un trastorno mental

El presunto homicida, de 23 años, manifestó que tiene antecedentes psiquiátricos y que se encuentra en tratamiento - Aseguró que no recordaba nada

Miguel Antonio R. P., de 23 años, arrestado por el crimen de es Fortí, en el momento de ser trasladado a la prisión de Palma. b. p.

Miguel Antonio R. P., el joven de 23 años preso desde el pasado sábado por el crimen de es Fortí por presuntamente pegar una paliza y estrangular a Esperanza F. F. cuando entró a robar en su casa en la que luego pegó fuego para borrar huellas, ha alegado que sufre un trastorno mental. El presunto homicida, natural de Colombia pero con nacionalidad española ya que ha vivido aquí desde que era un bebé, manifestó en el juzgado de guardia de Palma que tenía antecedentes psiquiátricos y que actualmente se hallaba en tratamiento. El sospechoso insistió en que ahora tomaba medicación, concretamente unas pastillas, para controlar su patología.

El muchacho, que está imputado por un delito de homicidio, otro de incendio y también por robo con violencia en casa habitada, reconoció que había tenido altos y bajos en los últimos años y que había pasado por malos momentos psicológicos.

Además, añadió que a esta situación se sumaba sus problemas con el alcohol y las drogas. Según aseguró, consumía sustancias estupefacientes y bebidas alcohólicas con cierta asiduidad. Por ello, destacó que no recordaba nada de lo ocurrido entre la noche del pasado martes y la madrugada del miércoles, cuando se produjo el crimen en la planta baja situada en el número 14 de la calle Port de Cariño, en Palma. Allí, residía la propietaria de la vivienda y de toda la finca, Esperanza F. F., de 45 años, a la que conocía y que acabó presuntamente asesinando.

Relación de vecindad

El sospechoso también conocía de sobras el lugar de los hechos. Tiempo atrás había vivido en el edificio de la calle Port de Cariño con su familia como inquilinos y actualmente todavía reside su abuelo en uno de los pisos. Esa relación de vecindad y de confianza explicaría el hecho de que la víctima le abriera la puerta de casa en pijama. Así, el sospechoso logró acceder fácilmente a la planta baja sin forzar nada con la intención de robar. Acto seguido, supuestamente atacó con gran violencia a la moradora a la que golpeó en el rostro y la cabeza hasta conseguir reducirla y luego la estranguló con sus manos. Una vez acabó con su vida, presuntamente incendió la casa para dificultar las pesquisas.

La autopsia ha determinado que la víctima murió por estrangulamiento. Su cadáver fue descubierto por los bomberos cuando apagaron el fuego en su dormitorio el miércoles por la mañana. El arrestado reiteró que no se acordaba de nada porque había consumido drogas y alcohol esa noche, además de su medicación. Tampoco pudo aclarar ni explicar por qué tenía un jersey manchado de sangre, o un arañazo en su mano, ni el motivo por el que la Policía encontró su huella en la planta baja.

La defensa pedirá una prueba pericial psicológica en profundidad para tratar de confirmar qué tipo de alteración o trastorno padece Miguel Antonio, al que la forense consideró imputable.

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