"Dicen que había sangre por todo, que el cuerpo tenía signos de violencia y que no se podía pasar por la puerta, por lo que no ha sido solo un incendio", como supuso una joven que reside en la calle colindante, uno de los muchos vecinos que ayer por la mañana se acercaron al número 14 de Port de Cariño, en el barrio palmesano de es Fortí.

Mientras la Policía Científica no dejaba de buscar huellas en las ventanas de la planta baja que dan a la vía, Pastora Castillo y su madre se asomaban al cristal del primer piso, justo encima de donde se produjo el suceso. Esta vecina e inquilina de Esperanza Ferrutxe, propietaria de toda la finca, cuenta que "había mucho humo y no se podía salir de casa". A las siete de la mañana tenían que acudir sus nietos, pero poco antes se percató del incendio, por lo que enseguida llamó a los servicios de Emergencias del 112. "También llamé al teléfono fijo y al móvil de Esperanza", explicaba todavía "temblando" un par de horas después.

Ni ella ni su marido oyeron "ningún ruido ni gente" en la planta baja en la que tuvo lugar el posible homicidio, ni siquiera "cuando tiraron la puerta" los efectivos de la Unidad de Intervención Inmediata de la Policía Local, que llegaron los primeros alrededor de las 6,45 horas.

Una vecina de Balanguera, que es transversal a la pequeña calle del trágico suceso, sí escuchó el camión de Bomberos, que llegó de inmediato, y cuando supo lo que había ocurrido, se quedó "impactada", porque conocía a Esperanza y su familia. "Tenía dos hermanos, Juan y Toni, y esta era la vivienda de sus padres, que fallecieron, pero ella venía a menudo, aunque tiene un piso delante de la Policlínica. Hace dos días estuvimos hablando de su gato", recordó sobre una persona "muy buena" que llevaba toda la vida en el barrio del Eixample.

"Muy buena persona"

Todos los vecinos y conocidos consultados ayer coincidieron en la bondad de la fallecida, de 45 años y antigua alumna de Madre Alberta. "Era muy aguda, un encanto, la apreciaba mucho. Es una pena lo que ha ocurrido", como lamentaba una señora que la llamaba Esperançeta. "Muy seria, una monada" fueron las palabras usadas por otra vecina de una finca de la calle a la que se mudó hace medio siglo.

Los que solo la conocían de vista por residir cerca mencionan sobre todo que era muy limpia. "Tenía la planta baja siempre muy bien cuidada, hace poco había reformado la fachada y se quejaba de los perros que hacían pis en la pared, por lo que la limpiaba a menudo", en palabras de otro consultado.

Respecto a lo sucedido ayer, los vecinos Ginés y Pedro notaron "un intenso olor a humo", por lo que al asomarse a sus respectivas ventanas y salir a la calle, vieron el gran despliegue -con la vía cortada por la Policía Nacional- y se enteraron del incendio y el fallecimiento. Los habitantes de las fincas más próximas fueron informados por los Bomberos: "Me han despertado los golpes en la puerta, había mucho humo y creía que era en mi edificio. Nos han dicho que cerrásemos las ventanas y nada más", destacó otro afectado.

Los primeros comentarios de los presentes eran que se trataba de un fuego provocado por un brasero, aunque nadie sabía nada con certeza y solo eran rumores. A falta de información, los más curiosos se quedaron hasta que el cuerpo fue sacado del piso para ser trasladado al Instituto Anatómico Forense, como dos jóvenes madres que estaban en primera fila con un bebé y una niña de cinco años. Momentos antes, un agente de la Policía les ordenó que se retirasen. "Qué cotillas somos", comentaron.