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Negligencia

Condenado un médico por no detectar un cáncer a una mujer que falleció

El cirujano pagará 5.400 euros de multa y las aseguradoras indemnizarán con 210.436 a la familia

Imagen del servicio de oncología de Can Misses en 2007, cuando la mujer fue al médico. j. a. riera

Un médico de Can Misses aceptó ayer en un juicio una condena por un homicidio por imprudencia profesional después de cometer un error en el diagnóstico de una paciente, que posteriormente murió a causa de un cáncer de mama. El facultativo pagará una multa de 5.400 euros (doce meses con una cuota de 15 euros diarios). AMA, la asegurada del facultativo, y Zurich, seguro del Ib-Salut y también del trabajador, por ser empleado precisamente del Servicio de Salud, harán frente a las indemnizaciones, de 210.436 euros en total: 119.731 euros para el viudo y 45.352 euros para cada una de las hijas de la pareja, ambas menores de edad.

La magistrada Clara Ramírez, titular del juzgado de lo penal 1 de Eivissa, dictó sentencia in voce tras el acuerdo de conformidad entre las partes y recordó que hay que descontar las cantidades que las aseguradoras ya han abonado. El médico se limitó a afirmar que acepta los términos del acuerdo entre su abogado, el de la acusación particular, el del Ib-Salut y los de las dos aseguradoras.

Antes de la vista, la fiscal y Eduard Clavell, el letrado que representa al viudo, solicitaban una condena de tres años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia grave. La representante del ministerio público pedía una indemnización total de 120.000 euros y el de la acusación particular de 210.436 euros. Finalmente, el delito se rebajó a un homicidio por imprudencia profesional de carácter leve y no se impone ninguna pena de cárcel.

La pareja, natural de Bulgaria, residía en Eivissa desde hace muchos años, con sus hijas. El hombre trabajaba en la obra y la mujer era camarera de pisos en hoteles.

Bulto sospechoso

En 2007, cuando tenía 38 años, acudió a su médico de cabecera, que la derivó al hospital Can Misses para que le examinasen un bulto que le había aparecido en un pecho, que podía ser maligno. Le atendió el ahora condenado, que es cirujano, que decidió que se practicasen una serie de pruebas a la paciente el 18 de diciembre de aquel año.

Las mamografías y las ecografías no permitieron llegar a un diagnóstico definitivo, pero se encontraron indicios de una posible malignidad, como microcalcificaciones y contornos mal definidos, según se recoge en el escrito de acusación, al que ha tenido acceso este diario. La prueba de PAAF (biopsia o punción con aguja fina para extraer una muestra de tejido) no pudo confirmar ni descartar la posible malignidad, "debido a que la muestra tomada no era útil para el diagnóstico". A pesar de ello, el médico no solicitó que se repitiera la prueba ni que se practicara un seguimiento estricto de la evolución del nódulo.

"Como consecuencia de no haberse diagnosticado correctamente el cáncer de mama que padecía, la mujer no recibió las terapias adecuadas", continúa el relato de hechos del escrito de acusación, aceptado por el procesado merced a la conformidad.

En enero de 2009, cuando la mujer tenía 39 años, se le diagnosticó correctamente la enfermedad, pero ya se encontraba en un estado avanzado y se había esparcido por otras partes del cuerpo, por lo que fue inútil "el duro tratamiento al que se le sometió posteriormente, que incluyó largas y agotadoras sesiones de quimioterapia y radioterapia".

El 30 de julio de 2009 falleció a causa del carcinoma no detectado en su día por el médico del hospital Can Misses. Los dos últimos meses, autorizada por el Servei de Salut, recibió el tratamiento médico en su país natal, Bulgaria, con un coste de 4.680 euros, dinero que no fue abonado por la Seguridad Social.

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