El pasado 14 de octubre un adolescente de 17 años murió en su cuarto del centro de internamiento de menores de es Pinaret. Esta tragedia ha convulsionado tanto a los profesionales que trabajan allí como a los jóvenes más allegados de la víctima.
Pese a que el colchón es ignífugo, la combustión de la espuma generó un humo tóxico que acabó con la vida de la víctima en pocos minutos.
El personal acudió rápidamente en su auxilio. Sin embargo, un cúmulo de desgracias provocó una demora en el rescate. La llave quedó atascada en la cerradura y el calor la dilató hasta el punto de imposibilitar la apertura de la puerta.
Varios profesionales lograron evacuar al menor por la ventana. Al parecer, en esos momentos aún estaba con vida. No obstante, la inhalación de humo tóxico le provocó la muerte momentos después. Los intentos de reanimación no surtieron efecto y cuando el personal sanitario se personó en el lugar solo pudo certificar la defunción.
La Guardia Civil ha abierto una investigación para tratar de determinar las circunstancias en las que se produjo la muerte del menor. De momento lo que ha quedado en evidencia son las actuales deficiencias en la alarma de incendios. Todos los que convivían con este adolescente en el centro quedaron afectados por el suceso traumático y tuvieron que recibir asistencia psicológica.
