El vecino de Palma condenado a un año de cárcel por dejar morir de hambre a su perro en abril de 2013 en un domicilio de la ciudad ya está en prisión. El hombre ingresó en el centro penitenciario hace unos días de forma preventiva por otro motivo, debido a un caso de violencia doméstica. La magistrada del juzgado de lo penal número 8 de Palma ordenó el pasado 13 de octubre que el varón fuera encarcelado para cumplir la pena por un delito de maltrato animal y rechazó que se le suspendiera o se le sustituyera la condena mediante un auto pionero en España, adelantado por DIARIO de MALLORCA. Nada más tener constancia de esta situación, la juez remitió a la prisión un mandamiento para que el interno siga privado de libertad, pero esta vez en cumplimiento de la condena de un año de cárcel que él mismo aceptó en mayo de 2015.

Se trata del segundo caso en España por el que un hombre acaba entre rejas por maltrato animal, después del procedimiento por la muerte del caballo de carreras Sorky, que falleció a garrotazos en el hipódromo de Manacor el 30 de diciembre de 2012. Ambas causas mantienen muchas similitudes. El condenado por matar al equino se conformó a ocho meses de prisión y el pasado 9 de octubre ingresó en el centro penitenciario de Palma. Por su parte, el hombre que causó la muerte a su perro por inanición también admitió los hechos en el juicio, aceptó un año de cárcel y se encuentra preso desde hace unos días. Además, los dos autos, dictados por la misma magistrada del juzgado de lo penal 8 de Palma, deniegan la suspensión de la pena o su sustitución, y se han hecho efectivos antes de ser firmes. Estas resoluciones inéditas en España en materia de maltrato animal son fruto también del trabajo de la Asociación Balear de Abogados por los Derechos de los Animales (Abada), que ejerció la acusación popular.

El caso del perro fallecido se remonta al 3 de abril de 2013 cuando un hermano del acusado denunció que el animal se encontraba con una desnutrición extrema y en un completo estado de abandono en un patio de una vivienda en la calle Francesc Albertí, en Palma. El can estaba en un deplorable estado, deshidratado, desnutrido y enfermo. La Policía Local de Palma lo encontró famélico y lo rescató. El dueño lo tenía atado con una cuerda muy corta, por lo que apenas podía moverse y le resultaba imposible levantarse. Los agentes lo trasladaron en muy mal estado al centro de Son Reus, pero a los tres días falleció pese a la atención veterinaria recibida. El can era un cruce de pitbull, que carecía de chip identificador y de cartilla veterinaria.

El auto destaca la crueldad del condenado, que también se conformó con tres años de inhabilitación para trabajar con animales por un delito de maltrato grave a animales domésticos. "La muerte de hambre, en humanos y en animales, es una de las más crueles, lo cual es de público conocimiento, y además produjo una lenta y angustiosa agonía al perrito que duró meses. Por todo ello, matarle con tal método fue maltratarlo injustificadamente e innecesariamente (...); así, empleó un método brutal como pocos existen, un sufrimiento mayor que el de muchos otros métodos de matar", subraya la resolución.

"El condenado lo abandonó a su suerte, encerrado en el interior de dicho inmueble, de tal guisa que el animal murió lenta y agónicamente por inanición y en condiciones de vida insalubres durante los primeros meses del año 2013", prosigue el auto. La juez recalca que la repercusión de estos delitos es enorme por su gravedad social. Resalta la efectividad de la pena de prisión y huye de pronunciamientos formales, equivalentes "en la práctica a una cuasi impunidad material de los maltratadores de animales de compañía" en el caso de que se le suspendiera la condena. La finalidad de la juez es que esto sirva para frenar hechos similares futuros.