Conducir el vehículo marcha atrás a toda velocidad, dar fuego de cobertura al conductor, rescatar a un herido con seguridad o realizar maniobras evasivas. Estas son algunas técnicas que se pusieron en práctica la semana pasada en la base Jaume II del Ejército de Tierra durante el curso "Supervivencia policial, conflicto armado en entorno urbano', organizado por la Unión Federal de Policía (UFP).

Un total de 13 personas -13 policías nacionales, seis militares, 12 técnicos del Ib-salut y un policía local de Bunyola- tomaron parte la semana pasada, desde el martes hasta el viernes, en este curso avanzado de autodefensa y seguridad. Los participantes se enfrentaron a recreación de ataques, nada convencionales, en las que se utiliza armamento de guerra.

Las pautas de este curso se resumen en identificar la agresión, repelerla y neutralizar al atacante. A estas tres acciones se une la asistencia a las víctimas de un conflicto armado.

"El ataque terrorista a Charlie Hebdó en París dejó en evidencia que los policías estaban fuera de onda al enfrentarse a armas de guerra", explicó ayer José Evaristo Búrdalo, secretario general de la UFP en Balears. De hecho, el asesinato de un gendarme a sangre fría en la vía pública, que acudió durante la masacre en la revista, se tomó en este curso como referencia para adoptar determinadas medidas de autoprotección.

Así, el acompañante descerraja disparos con el coche en marcha para garantizar que el conductor se pueda aproximar con seguridad. "El fuego de cobertura permite que el policía que va al volante pueda bajarse, porque a esa velocidad es casi imposible acertar", abundó Búrdalo.

Una de los principales aspectos de este curso sobre conflictos armados en el ámbito urbano es que los asistentes aportaban su experiencia profesional al resto de asistentes. De hecho, los participantes asumieron a la vez el rol de formadores y de formados. Los policías pusieron de manifiesto su comportamiento ante un problema en la calle. Mientras, los militares, acostumbrados a las armas de guerra, explicaron técnicas de parapeto ante este armamento de gran penetración. Al mismo tiempo, los representantes del Ejército de Tierra abordaron cómo comportarse como policías ante un eventual estado de excepción, sitio o alarma.

Otro tanto ocurrió con la docena de técnicos del Ib-salut que tomó parte en este curso. Los facultativos les explicaron al resto primeros auxilios entre los que enseñaron cómo colocar correctamente un collarín o la forma de mover a un herido sin causarle más lesiones de las que ya presenta. Asimismo, los sanitarios recibieron nociones básicas para reducir a una persona violenta con la que pudieran toparse en el ejercicio de su profesión.

Riesgo extremo

Durante este curso se recrearon otras situaciones de riesgo extremo como la entrada y registro en un inmueble de noche, con personas armadas en el interior. La reconstrucción fue lo más ajustada posible a la realidad. De hecho, muchos de los participantes se encontraron en estado de estrés después de extenuantes jornadas iniciadas a las ocho de la mañana y concluidas a las dos de la madrugada.

El enfrentamiento de un agente a un eventual ataque yihadista fue uno de los puntos que se abordó en más detalle en estas prácticas. El autodenominado Estado Islámico ha lanzado la consigna a sus adeptos de atacar a los policías en occidente con cuchillos. Por este motivo, las diversas formas de desarmar a un agresor con arma blanca se trató en profundidad.

El jefe superior de Policía de Balears, Antonio Emilio Jarabo, y los coroneles Rafael Baena Reyes y José Ramón Pérez estuvieron presentes durante la entrega de diplomas a los asistentes, que calificaron el curso de "excelente".