Una banda acusada de traficar con cocaína, ketamina y éxtasis en locales de ocio nocturno señaló a un guardia civil, también encausado, como la persona que les compraba droga para venderla posteriormente. Asimismo, varios procesados indicaron que el agente del Instituto Armado también se personó en una oficina de correos para interesarse por la situación de un paquete con droga paralizado por orden judicial.

Durante la primera sesión del juicio contra ocho acusados de traficar con droga en Palma, una buena parte de los acusados reconocieron su participación directa en los hechos que se les imputaban. A cambio, el fiscal rebajó la petición de pena.

A petición del representante del Ministerio Público, en el transcurso de la vista se escucharon las conversaciones intervenidas a los acusados. En muchas de ellas se escuchaba presuntamente al guardia civil encausado preguntando por la droga.

"El tema ese que tengo que recoger" o "¿ya tenéis preparado aquello que te pedí?" son palabras atribuidas a este agente del Instituto Armado en las que pregunta por las sustancias estupefacientes. A preguntas del fiscal, una acusada identificó a este guardia civil sin ningún género de dudas como su interlocutor.

La procesada se presentó ante el tribunal como una mera intermediaria que había ofrecido su domicilio para materializar la transacción. Aunque luego reconoció ante el juez que sabía "lo que iba a hacer cada uno", resaltó.

Otro de los encausados admitió ante el tribunal que pretendía venderle al funcionario unas 100 pastillas de éxtasis por un precio de 600 euros después de que la otra acusada le pusiera en contacto con el agente.

El guardia civil también se dedicaba a trabajar como discjockey en locales de ocio nocturno. Allí, al parecer, había entablado amistad con otros pinchadiscos.

Otros dos procesados señalaron que habían contactado con dicho agente después de que un paquete con droga fuera paralizado en una oficina de correos de la calle Pau Piferrer de Palma.

En otra de las grabaciones de las conversaciones telefónicas que se escucharon durante la vista, un encausado contacta con el agente para que se personara en dicha oficina de correos. El guardia civil le comunica en la audición que ya no había Policía en la estafeta. No obstante, los que iban a recoger el envío, pese a que el destinatario era ficticio, rehusaron hacerlo por temor a ser descubiertos.

Una funcionaria de dicha estafeta admitió que avisó a dos acusados para advertirles de que el envío había sido paralizado por orden judicial. A cambio de reconocer públicamente su participación en los hechos, el fiscal solicitó para esta procesada dos años de prisión.

Durante su intervención, el guardia civil rehusó contestar a las preguntas del fiscal y solo contestó a las cuestiones que le formuló su abogado. El juicio proseguirá hoy con la declaración de los testigos.