Dos hombres aceptaron ayer sendas penas de un año de prisión y 65.000 euros de multa por dedicarse a cultivar cerca de 170 plantas de marihuana en dos fincas rústicas de sa Pobla en 2008. La droga luego era vendida entre terceras personas. Las dos plantaciones fueron descubiertas y desmanteladas por la Guardia Civil tras llevar a cabo una investigación a raíz de la denuncia de un conocido de uno de los acusados. Ayer por la mañana, dos de los sospechosos se declararon autores de un delito contra la salud pública. Un tercer implicado negó los cargos de forma rotunda y alegó que no sabía nada de las plantas de cannabis sativa.

La fiscalía, que inicialmente solicitaba cuatro años y medio de cárcel y una multa de medio millón de euros, ayer rebajó su petición de condena a un año de prisión para los tres imputados. Dos de ellos se mostraron conformes y reconocieron que se encargaban del cuidado de las plantas.

Mientras, el tercero, a través de una videoconferencia desde Córdoba, rechazó tener algún tipo de relación con la marihuana intervenida por los agentes. Este sospechoso, que es el tío de uno de los condenados, aseguró que estuvo unos días viviendo en casa de su sobrino, pero que él no sabía nada de las plantas. "Yo tenía un huertecillo. Yo arreglaba el huerto, pero no las plantas de marihuana", insistió el hombre ante la sala. Su abogado defensor solicitó para él la libre absolución al no haber quedado acreditada su implicación en los hechos.

Su sobrino también lo exculpó durante el juicio. "Mi tío no tiene nada que ver en el caso. Me ayudaba a regar el huerto, pero él no sabía nada de las plantas", destacó. El joven reconoció que tenía más de un centenar de plantas de cannabis sativa en dos fincas en sa Pobla y que eran para vender entre consumidores.

El encausado explicó que meses antes de ocurrir los hechos, en 2008, él era consumidor de sustancias estupefacientes, pero ahora es "otra persona" porque ya se ha rehabilitado completamente. Según su versión, la denuncia inicial partió de un antiguo amigo, que se enemistó con él y le ha metido "en muchos problemas".

Por su parte, el segundo imputado confirmó que él conocía que en la finca había casi 150 plantas de marihuana. El sospechoso más tarde admitió que ayudaba en el cultivo de la plantación.

Los guardias civiles que investigaron el caso y registraron las dos propiedades subrayaron que las plantas eran muy grandes. "Había allí un huerto y sistema de riego", recordó un agente. El investigador apuntó que las pesquisas se iniciaron después de que un ciudadano denunciara unas amenazas y luego acusara a dos hombres, tío y sobrino, de tráfico de drogas. En una finca hallaron 27 plantas y en otra, 141. "En veinte años no había visto unas plantas tan grandes y tan cuidadas como esas. Cada ejemplar tenía un cartelito con el nombre", añadió un guardia.