La Audiencia de Palma juzgó ayer a un hombre por intentar matar a un policía local de la ciudad de un certero y directo puñetazo en el cuello, que le dejó en estado grave en la UCI del hospital Son Espases, después de ser expulsado de una discoteca de la calle Joan Miró en la madrugada del 21 de abril de 2013. El sospechoso, español de 39 años que se encuentra en prisión por otra causa, destacó que no recordaba la agresión porque esa noche iba muy borracho. "No me acuerdo. Había bebido un botella de hierbas dulces fuera del local. También tomé pastillas: Trankimazin", insistió el acusado, que negó ser boxeador y experto en artes marciales.

Sus amigos, que le acompañaban en el establecimiento nocturno en el momento en el que se personó la Policía Local de Palma, indicaron que el imputado no agredió al agente. Los dos testigos negaron haber causado molestias y haber armado jaleo en la discoteca. Según su versión, cuando fueron expulsados, en seguida ya vieron al acusado en el suelo. Uno de ellos admitió que increparon a los policías. "Íbamos todos borrachos. Les gritamos. Les pudimos decir de todo", reconoció.

Por su parte, tanto la víctima como otros tres agentes culparon al sospechoso del preciso y fuerte puñetazo en la tráquea. Ninguno de ellos dudó a la hora de identificarle en el juicio. El perjudicado recordó que la madrugada del 21 de abril de 2013 fueron comisionados por la sala del 092 para acudir a un local de la calle Joan Miró, en Palma, porque cuatro personas estaban alborotando. Según manifestó, los exaltados no quisieron identificarse en un primer momento, por lo que fueron invitados a salir al exterior, donde los cachearon y cogieron su documentación. "Los pusimos cara a la pared a los cuatro y formamos un cordón de seguridad. Nos insultaban, increpaban, amenazaban, se echaban hacia delante...", apuntó el policía. "Nos decían: 'somos boxeadores, os vais a enterar'", añadió.

"Uno de ellos invadió el cordón de seguridad y de repente noté un fuerte golpe en el cuello. Me fui para atrás. Quedé aturdido. Vi a un compañero cómo le reducía y detenía. Me pegó en la tráquea. Fue un único golpe preciso y fuerte. Se me cambió la voz y noté falta de aire. Seguí con ese servicio hasta que me dirigí a la mutua. Allí, ni me miraron", apuntó la víctima.

El perjudicado continuó trabajando hasta al cabo de una hora, cuando tuvo que regresar al centro médico porque se "ahogaba" y vomitó sangre. De allí, le derivaron a Son Espases. Ingresó en la UCI por una grave lesión, una fractura del esqueleto laríngeo que podía haberle costado la vida.

El policía luego tuvo problemas con la voz y también para tragar. Su esófago quedó desviado y le han tenido que operar. "Llevo dos años sin poder dormir. Antes, amaba la Policía. Ahora, no quiero estar en la calle, solo quiero estar en la oficina", aseguró.

"Fue el acusado quien me dio el golpe. Creo que tenía la intención de quitarme de en medio", concluyó el perjudicado. Sus compañeros ratificaron su versión y subrayaron que el sospechoso le dio el puñetazo en el cuello directo a esa zona "para hacerle daño". Otro policía abundó: "Apretó los dientes. Su intención era dejarle KO". La fiscal pidió ayer nueve años de cárcel para el atacante por atentado y homicidio en grado de tentativa. La acusación particular solicitó una condena de 13 años y la defensa, un año y medio por atentado y lesiones.