Durante los nueve meses que los agentes antidroga de la Guardia Civil mantuvieron en el punto de mira a la banda de narcotraficantes colombianos desarticulada el viernes en la "operación Constante" lograron desnudar todos los entresijos de la organización. Los cabecillas de la banda dirigían desde Mallorca todo el proceso de producción y venta de la droga. Desde el cultivo de grandes extensiones de plantas de coca en la selva colombiana, su transformación en cocaína en laboratorios clandestinos, el traslado a España mediante frecuentes viajes de "mulas" o paquetes postales, y una vez aquí, su adulteración, reparto en dosis de un gramo y venta directamente a los consumidores en Palma y diversos puntos de la Part Forana. De esta manera, con todas estas fases bajo su control directo, la organización conseguía ingentes beneficios. Los aproximadamente diez kilos de cocaína intervenidos en la operación podrían haber alcanzado un precio en el mercado negro de unos 600.000 euros.

Las pesquisas policiales comenzaron en noviembre del año pasado, cuando los agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil detectaron un elevado incremento en la venta de droga al menudeo en distintos pueblos de la Part Forana, como Son Servera, Cala Bona y Binissalem. La investigación comenzó por su escalafón más bajo, el de los camellos que vendían las dosis directamente a los consumidores.

Las vigilancias a las que fueron sometidos estos pequeños grupos de narcotraficantes permitieron confirmar que tenían nexos comunes. Posteriormente se confirmó que todos pertenecían a una organización más extensa, cuyas ramificaciones se extendían a Palma y otros puntos de la isla.

El nombre clave con el que fueron denominadas estas primeras diligencias de la Guardia Civil era toda una declaración de intenciones: "Constante". Una marca de la casa Benemérita. Vendrían por delante nueve meses de seguimientos y vigilancias discretas que permitieron reconstruir, escalón a escalón, toda la estructura de la organización de narcotraficantes.

Los especialistas antidroga de la Guardia Civil comprobaron que la mayoría de los integrantes de la banda eran ciudadanos colombianos. Tras laboriosas pesquisas lograron identificar a los dos cabecillas, dos hombres de la misma nacionalidad residentes en Cala Millor y Alicante.

Según se puso de manifiesto durante la investigación, estas personas presuntamente controlaban directamente la producción de cocaína en su país. Tenían contactos que supervisaban el cultivo de extensas plantaciones de coca. Las hojas de la planta, materia prima de la cocaína, eran procesadas en laboratorios clandestinos para su transformación. Una vez culminado este proceso, la droga era enviada a España.

'Mulas' y paquetes

La organización había descartado los grandes envíos de droga a través del Atlántico, ya que la incautación de uno de ellos suponía elevadas pérdidas. En su lugar preferían recurrir a frecuentes envíos postales a distintos miembros de la banda en la península o Mallorca. Cuando necesitaban abastecerse de una forma urgente recurrían a las denominadas "mulas", personas que a cambio de dinero aceptan emprender un viaje con la droga oculta en su equipaje o incluso en el interior de su organismo.

Durante los meses que mantuvo la vigilancia sobre la banda, la Guardia Civil capturó a cuatro de estas "mulas" e interceptó varios paquetes postales. En algunos de ellos la droga iba camuflada de una forma muy sofisticada, entre hojas de folios.

En total en estas intervenciones realizadas durante los últimos meses fueron incautados siete kilos de cocaína de elevada pureza. A ellos hay que añadir otros tres kilos que fueron decomisados el viernes, en la última fase de la operación. El gran dispositivo de la Guardia Civil, en el que participaron 140 agentes, se saldó con 27 detenidos. En la veintena de registros domiciliarios, realizados en Palma, Son Servera, Sant Llorenç, Binissalem, Llucmajor y Marratxí, fueron intervenidas además prensas y balanzas utilizadas para la manipulación de la droga, así como cien gramos de heroína y varias partidas de hachís y anabolizantes.

En la operación fue detenido también un guardia civil, que presuntamente se dedicaba a distribuir anabolizantes por encargo de la banda.