"¡Mira, mamá, un encapuchado!". El despliegue de la Guardia Civil en la plaza Orson Welles, en el corazón de Son Gotleu, animó la mañana a los niños que acudían a un colegio cercano a las nueve de la mañana. Tres agentes equipados de los pies a la cabeza con chalecos antibalas, cascos, pasamontañas, esposas, linternas, pistolas y rodilleras entraban y salían del edificio del número 20 con mazas y patas de cabra. En el primero piso de la finca se estaba practicando uno de los registros de la 'Operación Constante', en el que fueron detenidas dos mujeres. "¿Ahí es donde viven los colombianos, no?", preguntaba un vecino que aseguraba conocer a los moradores, "gente normal y corriente".

El dispositivo era a esa hora mucho más discreto que a las seis y media de la mañana, cuando los investigadores irrumpieron en la vivienda. "Pensábamos que había pasado algo grave. Han venido 25 guardias civiles y han entrado por el garaje, supongo que para ser más discretos. Luego ha aparecido el helicóptero, volando muy bajo por encima de las casas. La verdad es que me he asustado", apuntaba una mujer. En el barrio se había corrido ya la voz de que la Guardia Civil estaba en uno de los edificios, pero los vecinos no tenían muy claro por qué. "¿Qué pasó? ¿Se murió alguien?", preguntaba una vecina, aliviada al conocer que la presencia policial respondía a una redada contra el narcotráfico. Era la hora del desayuno y en el bar de la esquina, muy cerca de las oficinas que la Policía Local tiene en el barrio, la terraza estaba cotizada para poder seguir de cerca el operativo. El registro en ese piso de la plaza Orson Welles, un supuesto punto de venta de drogas de la red de narcos, se prolongó hasta las nueve y media de la mañana, cuando los agentes se llevaron de allí a dos mujeres detenidas y varios efectos incautados.

A golpe de ariete

El trayecto fue corto. Los guardas y la secretaria judicial, junto con las arrestadas, se dirigieron entonces a una vivienda cercana, en el número 6 de la calle d'en Jordi, donde vive otro de los sospechosos. Seis agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic) formaron para asaltar el piso. Pistola en mano y con un ariete y patas de cabra para franquearse el paso, subieron hasta el primer piso con sigilo, para sorpresa de un hombre que paseba al perro en la acera de enfrente. Un golpe seco, el de los guardias echando abajo la puerta del domicilio, rompió el silencio. "¡Guardia Civil!", gritaron al entrar en la casa del acusado, que no opuso resistencia. El registro apenas duró una hora.

Durante toda la mañana, la Guardia Civil allanó al menos otros 16 inmuebles en Mallorca. Uno de los registros más importantes se llevó a cabo en un bloque de apartamentos de sa Coma, en Sant Llorenç, cerca del safari. Una decena de agentes irrumpieron, también a primera hora de la mañana, en una de las viviendas. Hasta allí, junto a los investigadores del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA), se desplazaron agentes del Servicio Cinológico para inspeccionar el domicilio investigado en busca de estupefacientes. El registro se extendió hasta casi el mediodía, sin que los vecinos de la finca se percataran de lo que estaba ocurriendo hasta que salían a la calle y se topaban con los vehículos policiales y los agentes pertrechados. Los perros especializados de la Guardia Civil abandonaron el lugar tras escudriñar el apartamento investigado, pero regresaron poco después para rastrear una zona ajardinada en la que no se descartaba que se hubiera escondido droga o dinero. En la misma zona, los investigadores practicaron varios registros relacionadas con la redada antidroga: dos en Cala Millor, uno en Cala Bona y otro en Son Servera.

En el resto de la isla, la 'operación Constante' llegó también a varios puntos de Palma, como las barriadas de es Rafal y es Vivero, y de la Part Forana, con registros en Llucmajor y Binissalem. En esta localidad, los agentes irrumpieron por error en un domicilio que no estaba relacionado con la organización investigada.

El despliegue llegó también a la península. La Guardia Civil practicó varios registros en Madrid y Alicante. En la capital no se habían practicado detenciones a primera hora de la tarde, mientras que en la ciudad levantina fueron capturadas al menos dos personas por su implicación en el tráfico de drogas.