Un juzgado de lo penal de Palma juzgó ayer a un joven acusado de lesiones imprudentes por haber arrollado a un hombre de avanzada edad en una calle de Pollença. El acusado, que había obtenido el carné tres meses antes del siniestro, aseguró que la víctima circulaba en sentido contrario al establecido. El perjudicado, por su parte, manifestó que estaba parado con su bicicleta cuando fue arrollado por el turismo y relató que sufre graves secuelas a consecuencia del atropello.

Los hechos ocurrieron en la tarde del 11 de mayo de 2011 en un cruce de la calle Juan XXIII de Pollença. El acusado relató que realizó un giro con su vehículo y se topó de frente con una persona que circulaba por el medio de la calzada. Según explicó, la víctima iba en bicicleta y en sentido contrario al establecido, ya que esa vía es de una sola dirección.

El joven, que negó haber sido deslumbrado porque llevaba gafas y el parasol del coche bajado, afirmó que iba a unos 20 o 30 kilómetros por hora cuando arrolló al ciclista. "Salió despedido con la bici y se estrelló contra la luna delantera", relató. "Yo salí y le atendí inmediatamente. Me llené de sangre", afirmó.

El perjudicado, por su parte, aseguró que cuando fue atropellado no estaba circulando, sino detenido con su bicicleta frente a un bar. El hombre contó que llegó por la acera porque sabía que esa calle era de dirección contraria a la suya. "Me había parado para preguntar si ponían un partido de fútbol. Estaba montado en la bici, pero parado. Después de la caída no recuerdo nada. Estuvo en el hospital y me tuvieron que operar del hombro durante más de cinco horas", contó. La víctima afirmó también que a consecuencia del atropello y de una enfermedad que padece tuvieron que amputarle un pie, lo que le ha obligado a irse a vivir a una residencia.

La abogada del perjudicado reclama una indemnización de la aseguradora del acusado por las secuelas que sufre el hombre a raíz del siniestro.