"Ha sido muy exagerado, no hacía falta llegar tan lejos. La gente siempre me señalará con el dedo pero los que me conocen bien saben que no era capaz de hacer esa barbaridad", comentó ayer Francesc Ribas, tres días después de que un jurado popular le declarase no culpable del crimen de Karina Rosales en Eivissa. "Al principio no me escuchaban [en referencia al fiscal], hay que escuchar a la gente", añadió el agente, que todavía no se plantea la posibilidad de que el representante del ministerio público recurra la absolución o si solicitará una indemnización por los más de tres años que ha pasado entre rejas, en situación de prisión provisional.

"No sé si pediremos algo, me dejo aconsejar por mi abogada", comentó Ribas, conocido como Xicu, en una especie de rueda de prensa frente al Ayuntamiento de Sant Josep, que alberga las dependencias de la Policía Local, cuerpo al que pertenece. "Mi abogada ha hecho bien su trabajo, no me equivoqué al elegirla", añade Ribas, que está muy agradecido a la letrada Alicia Hernando, que le asistió desde el principio y que le ha visitado varias veces en los tres centros penitenciarios en los que ha estado: el de Eivissa, el de Palma y Madrid VII, en Estremera. La profesional, que también le defendió en el juicio, ha sostenido siempre que es inocente y que no había pruebas de que matase a Rosales, una venezolana que había acogido en su casa y con la que mantenía una relación sentimental que él mismo dijo que no estaba consolidada.

"No estoy en ningún tratamiento", comenta, casi entre susurros Xicu, que deja patente desde el primer momento que es un hombre tímido y que no está acostumbrado a las cámaras. Una limpiadora y un funcionario se acercan a saludarle, mientras explica que la vida después de tres años entre rejas no es fácil. "No es como ponerse a nadar, cuesta", dice Ribas, que asegura que ha recibido muchas muestras de cariño de los vecinos del pueblo. "Ahora estoy liado con mucho papeleo, tengo que renovar todos los carnés", explica.

Xicu avanza que dentro de unos meses, cuando deje de estar de baja psicológica, piensa reincorporarse a su trabajo de policía local, cuerpo que nunca ha abandonado. "Es normal lo que ha pasado, los casos se reabren y este también", dice sobre lo sucedido. En cuanto a la resolución del crimen, no tiene duda de que llegará. "Hay muchas líneas abiertas, se acabarán sabiendo más detalles", avanza.