La Audiencia Provincial ha condenado a 20 años de prisión a un hombre por intentar asesinar en Palma a sus dos hijos con una mezcla tóxica de lejía y salfumán mientras dormían. El acusado colocó un barreño con ambos productos, que producen un gas potencialmente letal, en la habitación donde dormían las víctimas, de 6 y 21 años, y cerró la puerta y las ventanas. El tribunal no tiene dudas de que su intención era matarlos, pese a que el procesado alegó que solo pretendía llamar la atención, y destaca que conocía los efectos de la mezcla por haber trabajado durante años con productos químicos. Por ello, le declara autor de dos delitos de asesinato en grado de tentativa y le ordena indemnizar a cada uno de sus hijos, que resultaron intoxicados pero no sufrieron lesiones graves, con 35.000 euros.

Los hechos ocurrieron el 7 de febrero de 2014 en el domicilio familiar, en la calle Dragonera. El fallo considera probado que el hombre, David C.C., de 51 años, acostó esa noche a sus dos hijos en su propia cama tras asegurarse de que su mujer se había echado en otra habitación. De madrugada, se cercioró de que las víctimas estaban profundamente dormidas, llenó un barreno con un litro de lejía y otro de salfumán y lo colocó en la estancia. El acusado cerró la puerta y las ventanas para asegurarse de que la mezcla tóxica surtiera efecto y se acostó junto a sus hijos. El tribunal explica que la combinación de estos productos genera gas cloro, altamente venenoso y que puede ser letal en casos de exposiciones severas al provocar un colapso cardiovascular, con parada respiratoria, síncope y muerte.

Su plan criminal se truncó cuando, hacia las cinco de la madrugada, su hija despertó al no poder respirar, con tos fuerte y arcadas. La joven cogió a su hermano, que para entonces tenía ya síntomas de asfixia, y lo sacó de la habitación. La madre llevó a sus dos hijos a la terraza para que pudieran respirar, llamó a la Policía y se refugió en casa de un vecino. Sus dos hijos tuvieron que ser trasladaron a un hospital por la intoxicación que sufrieron al inhalar la mezcla de lejía y salfumán. Ambos recibieron el alta el mismo día, ya que su estado no era grave.

El hombre aprovechó que se había quedado solo en la vivienda para vaciar y enjuagar el barreño. Cuando los agentes llegaron a la casa, encontraron en la cartera del hombre una nota en la que hacía referencia a unas cintas guardadas en la guantera del coche. En las grabaciones, David C.C. culpaba a la madre de que su hija se hubiera visto envuelta en una caso de prostitución de menores.

El tribunal considera probado que la intención del hombre era acabar con la vida de sus dos hijos y que lo hizo de forma alevosa, aprovechando que ambos dormían y estaban en situación de desamparo e indefensión. David C.C. actuó, según la sentencia, de forma premeditada. El fallo resalta que el hombre conocía que el gas cloro es tóxico y letal porque trabajó durante 20 años con estos productos limpiando piscinas y que compró el salfumán ex profeso para matar a sus hijos. Además, concluye que el acusado hizo que las dos víctimas durmieran con él esa noche, pese a que no era habitual. Respecto al poder letal de la mezcla, la Audiencia reconoce que no pudo aclararse la dosis exacta que utilizó, pero apunta que, como explicaron los peritos, no es necesaria una gran cantidad para que sea mortal.

El tribunal considera al acusado autor de dos delitos de asesinato con alevosía en grado de tentativa y con la agravante de parentesco, por los que le impone un total de 20 años de cárcel. Es la pena que reclamaba la abogada de la acusación particular, Virginia Garrido, frente a los 14 años que solicitaba la fiscalía. David C.C. deberá además indemnizar a cada uno de sus hijos con 35.000 euros y con 1.050 a su exmujer por los daños morales. El fallo le retira la patria potestad de su hijo menor y le prohíbe acercarse a los tres durante 30 años.