La Guardia Civil ha abierto una investigación tras la muerte de un perro que al parecer ingirió sobrasada envenenada colocada en una calle de Santa Maria. Vecinos de la zona encontraron el pasado fin de semana un cebo tóxico en las inmediaciones de un parque infantil y pusieron los hechos en conocimiento del instituto armado, cuyo Servicio de Protección de la Naturaleza asumirá las pesquisas para aclarar lo ocurrido, y de la Policía Local.

Según explicó un testigo, el cebo fue localizado en la calle Balanguera, cerca de la plaza de Can Orell. Eran varios pedazos de sobrasada a los que se había añadido un producto utilizado para exterminar caracoles, que resulta letal para los perros. Un animal falleció intoxicado poco después de ingerir un cebo similar colocado en otro punto de la localidad. Los vecinos que llevaron a cabo el hallazgo acudieron al cuartel de la Guardia Civil para presentar una denuncia. Según explicaron estaba a pocos metros de un parque infantil, por lo que ponían en riesgo incluso a los niños que acuden a él. Fuentes del instituto armado señalaron que será el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) quien investigue los hechos, aunque este grupo especializado no había recibido ayer por la mañana la denuncia sobre estos hechos.

A principios de agosto, los agentes del Seprona ya imputaron a una pareja por el envenenamiento de ocho perros en los últimos meses en la misma zona, en este caso en Santa Eugènia. Los investigadores habían recibido varias denuncias por canes que habían fallecido tras ingerir pedazos de carne emponzoñados. Los agentes encontraron varios cebos con potentes pesticidas utilizados para el control de las plagas de caracoles, como en el caso de los detectados ahora en Santa Maria. Uno de los imputados por aquellos hechos ya fue condenado hace unos años por la Audiencia Provincial por hechos similares.