Jacqueline Tennant, una británica de 45 años residente en Can Picafort, salió de excursión por la montaña el 9 de octubre de 2007 y no se volvió a saber nada de ella. Su misteriosa desaparición se ha resuelto ahora, 2.875 días después, con el hallazgo de sus restos óseos en un recóndito paraje de la Serra de Tramuntana, a unos seis kilómetros de Pollença. La Guardia Civil da por hecho que los huesos encontrados allí el pasado domingo por un montañista corresponden a Tennant, ya que junto a ellos se encontró la documentación de la mujer.

Será necesario recurrir a los análisis de ADN para certificar la identidad, pero los investigadores no albergan ninguna duda. Era la principal hipótesis que manejaban desde que aparecieron los restos, como informó ayer DIARIO de MALLORCA. Los agentes de la Policía Judicial de Pollença y el consulado británico de Palma informaron ayer mismo a los familiares de la víctima del hallazgo del cadáver, poniendo fin a la incertidumbre que soportaban desde hace casi ocho años.

Tennant era sargento de la Royal Air Force (RAF), las fuerzas aéreas británicas. Pidió una excedencia y se instaló en Mallorca para trabajar como monitora en un hotel de Can Picafort. Era una senderista veterana y estaba en una excelente forma física. La Guardia Civil cree que Jacqueline Tennant murió tras sufrir una grave caída desde varios metros de altura cuando recorría la zona de Fartàritx, en un lugar de difícil acceso próximo al Camí Vell de Lluc, que une el santuario con Pollença. Los investigadores siempre pensaron que había sufrido un accidente durante una ruta por la montaña, pero a lo largo de estos años apenas había pistas sobre lo ocurrido.

En su habitación del hotel se encontró un diario en el que la mujer escribió las excursiones que deseaba realizar durante su estancia en la Mallorca. Pero no había ninguna referencia a sus planes para el día de su desaparición. La Guardia Civil averiguó que llamó por teléfono a un amigo para explicarle que estaba subiendo una montaña y que las vistas eran magníficas, sin precisar dónde se encontraba. Los investigadores triangularon esta llamada para acotar la zona en la que estaba y rastrearon varios puntos sin éxito.

El caso quedó completamente estancado y no apareció ningún indicio nuevo para impulsar las pesquisas. Hasta el pasado domingo a las tres de la tarde, cuando un excursionista avisó de que había encontrado unos huesos humanos, entre ellos una tibia y un cráneo. Fue imposible acceder al lugar en helicóptero y los agentes caminaron una hora y media desde Pollença para poder llegar. Los restos fueron retirados por tierra y trasladados al Instituto de Medicina Legal para ser examinados. La documentación y la mochila que aparecieron junto a los huesos son de Tennant. Solo falta que las pruebas de ADN permitan cerrar definitivamente el caso.