La Guardia Civil busca a cuatro hombres que el jueves sobre las nueve de la noche persiguieron en un coche a un joven por el centro de Sant Antoni, en Eivissa, y después le asestaron varias puñaladas en una pizzería de la calle Estrella, en la que se refugió. Testigos presenciales explicaron que al menos tres de los agresores tenían navajas y que se ensañaron con la víctima durante unos 15 segundos. Después, salieron a toda prisa, subieron en el coche granate de marca Volvo en el que habían llegado y se fueron.

Hasta el lugar del suceso se desplazaron varias patrullas de la Benemérita y al menos una ambulancia, que llegó muy rápido, según las mismas fuentes. Antes, un trabajador de un negocio cercano, también británico, prestó los primeros auxilios a la víctima, un inglés de 34 años que al parecer es natural de Liverpool y tiene su residencia fijada en Eivissa. El apuñalado ingresó poco después en estado grave en Can Misses.

Tres cuchilladas

Dada su situación, los sanitarios consideraron conveniente su traslado, vía aérea, al hospital Son Espases de Mallorca. Fuentes del centro indicaron que su vida no corría peligro y que estaba en observación debido a que presentaba una herida de arma blanca en una pierna, causada por una de las puñaladas que recibió. La Guardia Civil informó sin embargo de que los navajazos que tenía eran al menos tres: uno en un muslo, otro en un brazo y el tercero en el rostro. Los testigos aseguran que observaron cómo le daban más cuchilladas.

Varias personas que estaban en la calle vieron el coche en el que iban los agresores perseguir al otro hombre por el centro de Sant Antoni. Cuando los cuatro hombres bajaron del turismo, comenzó una persecución a pie por las calles del centro de la localidad. El inglés se topó con la puerta abierta de la pizzería, detuvo su carrera y se refugió dentro. De inmediato entraron los perseguidores y comenzaron a acuchillarlo junto a una mesa, para asombro de dos hombres, los únicos clientes que había en esos momentos, y de los trabajadores. Casi todos salieron a la calle y no tuvieron tiempo de reaccionar, solo se escucharon algunos gritos pidiéndoles que pararan.

Los testigos comentaron que la víctima tampoco paraba de gritar, siempre la misma frase, de forma repetida: "¡Me muero, llamad a la Policía!". Después, se marcharon y el hombre quedó tendido en un charco de sangre, hasta que se lo llevó la ambulancia. Algunas fuentes apuntaban ayer a la posibilidad de que la agresión este vinculada a un ajuste de cuentas.