Un hombre fue juzgado ayer en Palma por tres asaltos, dos de ellos en grado de tentativa, a mujeres en una sola tarde en la ciudad en marzo de 2014. El sospechoso, que permanece en prisión, admitió ser el culpable de uno de los atracos y dijo que no recordaba los otros dos casos que ocurrieron en un misma finca de viviendas donde tapó una mirilla de una puerta con una pegatina y agujereó otra puerta con un objeto punzante. Alegó que en esas fechas era consumidor de cocaína, alcohol y ansiolíticos.

Según su versión, el pasado 7 de marzo de 2014, sobre las siete de la tarde, atacó a una mujer en el portal de su casa, en la calle Bisbe Perelló de Palma. La empujó hacia dentro y, tras amenazarla de muerte y llevarse la mano al bolsillo como si llevara algún objeto o arma, consiguió robarle un teléfono Iphone, un reloj valorado en 1.350 euros y una pulsera de oro. "Reconozco esos hechos, yo ese día iba muy drogado. No recuerdo los otros dos robos. Había consumido alcohol, trankimazin y cocaína", manifestó el principal sospechoso.

La fiscal solicitó para él penas que suman cinco años y tres meses de cárcel por tres delitos de robo, dos de ellos con violencia. El ministerio público rebajó su petición inicial de casi nueve años de prisión al tener en cuenta su reconocimiento de los hechos y al apreciar la circunstancia atenuante de drogadicción.

También fueron juzgados en el mismo caso otros cuatro imputados, tres hombres y una mujer, por receptación, ya que supuestamente participaron en la compraventa de parte del botín, concretamente del teléfono móvil y del reloj. Dos de ellos se conformaron y aceptaron sendas condenas de seis meses de cárcel. Mientras, el resto negó su implicación y rechazó haber comprado el género al supuesto ladrón. Entre ellos se encuentra la propietaria de un establecimiento de compraventa de oro de Palma, quien negó los cargos de forma rotunda. Para ellos, la fiscal pidió un año y medio de prisión. Mientras, sus abogados defensores reclamaron su libre absolución.

Un acusado explicó que recibió 100 euros por el reloj y luego se repartió este dinero con el atracador. Mientras, otro sospechoso recordó que finalmente vendió la joya en un establecimiento por 400 euros, siguiendo las indicaciones de su entonces pareja, que regentaba otro local de compraventa de oro.

El principal imputado dijo no recordar otros dos asaltos. En uno de ellos presuntamente colocó una pegatina en la mirilla de una puerta de una vivienda de la calle Aragón y empezó a manipular la cerradura, pero fue descubierto por la moradora. Entonces, subió al segundo piso, en la misma finca, y tras tocar al timbre varias veces, la propietaria le abrió y él se abalanzó sobre ella. Después de un forcejeo, la perjudicada logró cerrar la puerta. Acto seguido, el asaltante lanzó varias estocadas con un objeto puntiagudo contra la puerta hasta que la agujereó. Finalmente, se marchó del edificio y, poco después, asaltó a la tercera víctima en el portal de su casa en la calle Bisbe Perelló.