Una mallorquina de 55 años se encuentra entra las víctimas de un accidente ferroviario en Estados Unidos. El siniestro, ocurrido la semana pasada en Filadelfia, dejó un balance de ocho muertos y más de 200 heridos. La isleña sufrió contusiones por todo el cuerpo y estuvo hospitalizada, aunque ha recibido ya el alta. Viajaba acompañada de su tía, residente en León y con la que estaba de vacaciones en Norteamérica, quien sigue ingresada y podría perder un brazo por las graves lesiones sufridas. Ambas han presentado una demanda contra la compañía ferroviaria por negligencia, ya que el tren descarriló cuando circulaba a 170 kilómetros por hora en una curva cuyo límite máximo es de 80. El siniestro está siendo investigando por el FBI.
Las dos familiares tenían previsto pasar dos semanas en el país, donde reside la hija de una de ellas. El pasado día 12 viajaban en un tren que cubría el trayecto entre Washington y Nueva York con 238 pasajeros y cinco trabajadores a bordo. El convoy descarrilló cuando circulaba por la ciudad de Filadelfia. Ocho personas murieron en el siniestro y más de 200 resultaron heridas, entre ellas la mujer mallorquina y su tía, de 64 años. La isleña sufrió laceraciones y contusiones en la cabeza, la cara, los hombres y los brazos, según la información facilitada por el bufete de abogados que la representa. Estuvo varios días hospitalizada y, aunque ha recibido ya el alta, los médicos siguen pendientes de su evolución. Una allegada suya explicó ayer a este diario que está hospedada en un hotel de Baltimore que la compañía de seguros le ha facilitado. Su marido tiene previsto desplazarse a Estados Unidos en los próximos días para acompañarla en su regreso a Mallorca. Sus letrados aseguran que padece síndrome de estrés postraumático.
La peor parte se la llevó su tía, que sigue ingresada por las lesiones gravísimas lesiones sufridas en el brazo derecho. Los médicos no descartan que sea necesario amputárselo, según los abogados. Además, presenta importantes cortes en varias partes del cuerpo.
El FBI ha abierto una investigación para aclarar las causas del accidente ferroviario. Los agentes han comprobado que el tren, de la compañía pública Amtrak, circulaba a 170 kilómetros cuando descarrilló en una curva, donde la velocidad está limitada a 80. Las pesquisas intentan aclarar si, como apuntan algunas hipótesis, la cabina del maquinista recibió el impacto de un objeto justo antes del siniestro.
La víctima mallorquina, su tía y otros dos afectados se han puesto en manos de un despacho de abogados para reclamar una indemnización. Los letrados han presentado una demanda contra Amtrak por supuestas negligencias y irregularidades, ya que según denuncian los sistemas de seguridad, como el de frenado automático o el que impide circular a velocidades excesivas no funcionaron o no están implantados en ese tramo de la línea.
