Una mujer sufrió el sábado presuntamente violaciones y agresiones en un domicilio de Palma. La intención del sujeto era minar su resistencia para que se prostituyera y trabajara para él. En la madrugada de ayer ingresó en Son Espases en estado de shock con múltiples lesiones en sus genitales y en todo el cuerpo. La Policía Nacional detuvo al sujeto, de nacionalidad marroquí, por los presuntos delitos de agresión sexual, lesiones y detención ilegal. El juez dictó ayer contra él una orden de alejamiento de 500 metros de la víctima.
La mujer fue sometida supuestamente a todo tipo de vejaciones a manos del agresor para tratar de que ella se prostituyera y trabajara para él. Se convirtió en una sesión de tortura. El sujeto le propinó a la mujer múltiples golpes y utilizó cuchillos y botellas para culminar la tarea de amedrentamiento.
El agresor mantuvo a la mujer en el domicilio mientras cometía la supuesta agresión sexual. La brutal paliza que le propinaba a la víctima la iba acompañando con continuas amenazas para forzarla a que ejerciera la prostitución para él y le diera el dinero.
Pese al interminable calvario que supuestamente había padecido, la mujer no accedió a las pretensiones del sujeto. Aunque física y psicológicamente se encontraba seriamente dañada. Según afirmó, no acertaba a entender la desmedida violencia que había empleado él contra ella.
Cuando, por fin, se pudo liberar de las violaciones pidió ayuda. Fue trasladada en ambulancia a Son Espases para ser asistida. Tras ser sometida a una exploración ginecológica, el facultativo del hospital certificó que las lesiones que presentaba la mujer en sus genitales eran totalmente compatibles con una violenta agresión sexual. Los daños en su vagina eran de consideración. El forense del juzgado de guardia se trasladó ayer de madrugada al centro sanitario y confirmó ese primer diagnóstico.
La víctima se encontraba aparentemente muy afectada por la traumática experiencia vivida. Los facultativos encontraron a la mujer sumida en un estado "catatónico".
Tras recibir la denuncia, agentes del Cuerpo Nacional de Policía se hicieron cargo de la investigación de los hechos. Sobre la medianoche de ayer se personaron en el domicilio y detuvieron al sujeto por los presuntos delitos de agresión sexual, lesiones, amenazas y detención ilegal.
A continuación, el delincuente fue trasladado a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Balears, situada en la calle Simó Ballester. Al parecer, el sujeto habría negado a los investigadores que hubiera cometido algún tipo de agresión sexual y argumentó que se trataron de relaciones sexuales consentidas.
Contradicciones
Sobre las cuatro de la tarde de ayer, el supuesto violador fue trasladado en un furgón de los calabozos hasta la rampa de la calle Parellades para su posterior puesta a disposición judicial.
La víctima también se personó en el juzgado para dar su particular versión de lo ocurrido. Su declaración fue enfrentada con la del acusado y, al parecer, pudo incurrir en posibles contradicciones. De hecho, la mujer reconoció al juez que era prostituta, aunque también afirmó que el detenido quería forzarla a ejercer la prostitución y a trabajar para él. Algo a lo que ella se negaba.
Finalmente, el titular del Juzgado de Instrucción número ocho de Palma, ayer en funciones de guardia, dictó para el detenido una orden de alejamiento por la que se le impedía acercarse a la víctima a una distancia no inferior a 500 metros y, a continuación, decretó su puesta en libertad con cargos. La Policía prosigue con la investigación para esclarecer cómo se produjo la supuesta violación.
