"Me he dejado las llaves en casa. Voy a comer con Dani". Son las tres y media de la tarde del 2 de diciembre de 2013. Malén Ortiz, de 15 años, acaba de bajarse del autobús escolar en Magaluf y llama a una empleada de su padre para decirle que en vez de a su domicilio de Cala Vinyes se dirige al de su novio, en Son Ferrer. Pero la adolescente no llegó a completar el trayecto, de algo más de tres kilómetros. Su rastro se perdió a medio camino, cuando caminaba tranquilamente por la zona de sa Porrassa. Una cámara de seguridad la grabó allí y desde entonces no ha vuelto a saberse de ella. Su desaparición, que la Guardia Civil consideró "inquietante" desde el primer momento, provocó la mayor búsqueda de los últimos tiempos en Mallorca y el grupo de Homicidios se ha volcado en el caso, que un año después sigue teniendo más preguntas que respuestas.

Fue el padre de Malén, Alejandro Ortiz, quien dio la voz de alarma esa misma noche y explicó que su hija nunca se había retrasado para volver a casa. Un testigo aseguró que la había visto por la tarde en un mercadillo navideño junto a un joven sin identificar, una pista que perdió consistencia poco después. La Guardia Civil y la Policía Local de Calvià empezaron enseguida a dar batidas por la zona y en los días siguientes se organizó un enorme dispositivo de búsqueda. Decenas de agentes y bomberos con perros adiestrados y voluntarios de Protección Civil peinaron amplias zonas de Son Ferrer, Magaluf y Santa Ponça durante toda la semana. La búsqueda se frenó sin obtener resultados.

La principal hipótesis que barajó inicialmente la Guardia Civil apuntaba a que Malén se había fugado. Tres días después de su desaparición, Alejandro Ortiz difundió en Internet un vídeo en el que, junto a su otro hijo de 12 años y varios amigos de la menor, le pedía que volviera a casa. "Errores cometemos todos. Estás perdonada, todo se arregla hablando", decía Ortiz. También su madre, Natalia Rodríguez, hizo un llamamiento para que regresara. "Si tu desaparición es voluntaria porque no aguantas más a tu padre, acá está tu mamá", le decía.

No parecía descabellado que Malén hubiera puesto tierra de por medio ante una situación familiar que ella misma definía como "muy difícil". La menor nació en Argentina, de donde son sus padres, y la familia se mudó a Mallorca cuando Malén tenía cinco años. Alejandro Ortiz y Natalia Rodríguez se separaron poco después. La madre se quedó con los pequeños hasta hace algo más de tres años, cuando ambos se fueron a vivir con el padre.

La propia Malén, que confesaba haber tenido problemas "con las drogas", relataba en Internet que su madre los "echó de casa" cuando ella tenía 12 años y dedicaba duras palabras a la mujer. Sobre Alejandro Ortiz afirmaba que "tiene mal carácter" y que solían tener "broncas" por asuntos domésticos. Sin embargo, narraba también momentos de afecto entre ambos.

La Guardia Civil se centró en buscar el escondite de Malén e investigó en su círculo de amistades y familiares. Mientras su padre empapelaba toda la isla con 10.000 carteles, los investigadores reanudaron las búsquedas sobre el terreno durante varias semanas, esta vez incluso con barcos que rastrearon la costa. 'El Ico', hijo de 'La Paca', la matriarca de Son Banya, ofreció públicamente 3.500 euros a quien diera una pista fiable sobre su paradero y el padre puso otros 80.000 sobre la mesa. Todo fue en balde y los agentes empezaron a pensar que era muy difícil que una menor de 15 años pudiera pasar tanto tiempo huida sin ser descubierta. Durante la búsqueda se encontraron algunas muestras, desechadas por irrelevantes tras ser analizadas en el laboratorio.

A principios de enero, cuando la hipótesis de la desaparición forzosa ganaba enteros, los investigadores inspeccionaron al milímetro un casa abandonada junto al lugar donde Malén fue vista por última vez. El inmueble era frecuentado por jóvenes de la zona y allí se había instalado un hombre que levantó las sospechas de la Guardia Civil. Psicólogos del instituto armado se entrevistaron con él y perros adiestrados y expertos del laboratorio de Criminalística escudriñaron el lugar en busca de indicios. Los resultados fueron frustrantes. También la vivienda del novio de Malén, donde dijo que iba a comer, fue inspeccionada a fondo sin resultado.

Los investigadores creyeron estar muy cerca de resolver el caso en marzo, cuando descubrieron que alguien estaba conectándose a las cuentas de Facebook y de correo electrónico de la menor desaparecida. Localizaron el lugar desde el que se realizaban las conexiones, una vivienda de Son Sardina que fue registrada por un equipo llegado expresamente de Madrid. Lo que parecía una pista sólida se desvaneció enseguida. Una adolescente que quería "ayudar" a localizar a Malén había pirateado sus cuentas.

Esa fue la última actuación de la Guardia Civil que trascendió. El grupo de Homicidios sigue trabajando y mantiene abiertas varias líneas de investigación, pero todas parecen desembocar en un callejón sin salida. El caso "está casi como el primer día", reconoce una fuente conocedora de las pesquisas.

Hoy a las cinco y media de la tarde se ha convocado una nueva concentración en el pinar de Santa Ponça para "rendirle un homenaje" a Malén y pedir que el caso no caiga en el olvido. Porque alguien, en algún lugar, sabe lo que pasó.