Dos perros de raza pitbull se han alimentado del cadáver de su dueño durante dos meses al quedar encerrados junto al cuerpo en la caravana donde vivía el hombre, un alemán de 65 años residente en ses Salines. La investigación de la Guardia Civil apunta a que la víctima falleció de causas naturales, tras lo que los animales devoraron sus restos para sobrevivir. Uno de ellos no lo consiguió y murió aparentemente de sed, mientras el otro estaba muy alterado y tuvo que ser inmovilizado y trasladado por especialistas.

El macabro hallazgo tuvo lugar el lunes, según explicaron fuentes policiales. Un amigo de la víctima, identificada como Jürgen G., acudió hacia las nueve de la noche a la finca donde el hombre tenía dos caravanas en las que había fijado su residencia hace varios años. Llevaba varias semanas sin tener noticias suyas y sospechaba que le había pasado algo malo. En cuanto abrió la puerta comprobó que estaba en lo cierto y dio la voz de alarma. Varias patrullas de la Policía Local de ses Salines y la Guardia Civil se desplazaron al lugar, un terreno situado en las inmediaciones de la depuradora.

Los agentes extremaron las medidas de precaución al tener conocimiento de que el hombre vivía con dos perros de raza peligrosa. En cuanto se acercaron a la caravana, uno de los animales empezó a dar cabezazos contra la puerta desde dentro. Ante el riesgo que suponía acceder al habitáculo, los policías decidieron pedir ayuda a la Fundación Natura Parc para inmovilizarlo. Un grupo de especialistas de desplazó al lugar y logró atrapar al perro, que fue trasladado después a la instalaciones que esta entidad tiene en Santa Eugènia.

Una vez franqueado el paso, los agentes entraron en la caravana. Allí encontraron los restos del hombre, en avanzado estado de descomposición y con signos evidentes de haber sido devorado por los animales. Junto al cadáver del alemán yacía muerto el otro perro, también de raza pitbull y que según los primeros indicios habría fallecido por deshidratación o intoxicado por la ingesta de algunos fluidos del cadáver de su dueño.

La inspección ocular y las primeras pesquisas que llevó a cabo la Policía Judicial de la Guardia Civil apuntaban a que el hombre había fallecido por causas naturales, tanto por la posición del cuerpo como por la ausencia de otras lesiones evidentes al margen de los mordiscos. El cadáver fue retirado por empleados de una empresa funeraria y trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia. El médico forense que examinó los restos confirmó esta hipótesis.

Los investigadores creen, por el avanzado estado de descomposición que presentaba el cuerpo, que Jürgen G. habría muerto entre finales de septiembre y principios de octubre. El hombre falleció en el interior de la caravana cuando sus dos perros estaban dentro y tenía la puerta cerrada. Los animales, ante la falta de comida, se habrían alimentado con los restos de su amo para poder sobrevivir durante todo este tiempo.

No es la primera vez que se descubre un caso como este en España. En junio de 2013, un hombre de 34 años fue hallado muerto junto a sus dos perros de raza pitbull, que también habían devorado parte del cuerpo durante dos días.

En abril de ese mismo año, otro can se alimentó durante semanas de los restos mortales de su dueña, una mujer de 71 años que padecía síndrome de Diógenes, en su domicilio de Valencia. El cuerpo tenía la cabeza completamente devorada por los mordiscos del animal.