La Audiencia Provincial ha condenado a 20 años de prisión a Antonio Llompart Perún por asesinar a su madre, golpeándola varias veces en la cabeza con una mancuerna y estrangulándola con un cable, en su domicilio de Palma a principios de 2013. El fallo considera que el joven, de 20 años, actuó "en los límites del ensañamiento" y con una "desmedida crueldad". El magistrado impone tres años de cárcel al padre tanto por maltratar psíquicamente a la víctima de forma habitual como por tolerar las agresiones y humillaciones de su hijo hacia la mujer.

Basándose en el veredicto del tribunal popular que enjuició los hechos, la sentencia declara probado que en la madrugada del 28 de febrero de 2013 el joven se abalanzó sobre su madre, María Luisa Perún, en el vestíbulo de su casa, en la calle Rosselló i Caçador de Palma. La tiró al suelo de un empujón, tras lo que fue a buscar a otra habitación una mancuerna de tres kilos con la que golpeó varias a la mujer en la cabeza. Cuando la víctima se arrastraba malherida por el suelo, la estranguló con un cable. María Luisa Perún no tuvo opción de defenderse.

El magistrado Juan Pedro Yllanes impone al joven la pena máxima por el asesinato, 20 años de prisión, por la "enorme gravedad de los hechos". El juez considera que actuó "en los límites del ensañamiento" y que el hecho de que levantara el mentón de su madre para estrangularla "habla de una desmedida crueldad en la ejecución". Entiende además que el asesinato fue "el episodio final de una continuada actitud de desprecio y maltrato". Antonio Llompart Mora deberá indemnizar con 80.000 euros a su abuela materna y con 60.000 a cada una de las tres hermanas de la mujer, a las que además tendrá prohibido acercarse a menos de 50 kilómetros durante 30 años.

El fallo absuelve al padre, Antonio Llompart Mora, de 81 años, del asesinato. El jurado declaró que tenía muchas sospechas pero ninguna certeza de que el hombre presenciara el crimen sin evitarlo, por lo que lo exculpó de participar en el crimen. Sin embargo, el tribunal concluyó que el hombre despreciaba, humillaba, abofeteaba y cogía a su mujer del cuello habitualmente, le impedía relacionarse con su familia y amistades y la obligaba a visitar a escondidas a su nieta. Además, el octogenario presenció las numerosas agresiones del joven a la mujer sin impedirlas ni reprender a su hijo. El juez considera que toleraba y consentía los malos tratos que la mujer sufría por parte de su hijo. "Algo habrás hecho", le respondía el hombre cuando la víctima le narraba las agresiones, según recoge el fallo.

El magistrado considera que la tolerancia que mostró el hombre ante esta situación sirvió para implantar en su hijo la convicción de que María Luisa Perún no era su madre y su esposa, "sino alguien a quien se había contratado mediante el matrimonio para servirlos, hasta convertir a la víctima en un objeto apto para recibir la lluvia de golpes a que la sometía el menor".

El juez concluye que padre e hijo son responsables de unas conductas "vejatorias, humillantes y agresivas" que "convirtieron la vida conyugal y maternal de la víctima en un constante padecimiento". La sentencia afirma que el hombre tuvo un papel protagonista y principal en esta situación, por lo que considera que debe ser condenado tres años de prisión, la pena máxima que prevé la ley para el delito de malos tratos habituales.