El alcalde de Bunyola, Jaume Isern (PP), ha sido imputado por la Guardia Civil por un delito de homicidio imprudente tras la muerte de un joven de 18 años electrocutado el domingo de madrugada al tocar una farola. Las pesquisas han confirmado que la instalación eléctrica había sido manipulada y apuntan a una negligencia del Ayuntamiento. El Consistorio reconoce que “llevaba décadas” en esa situación, aunque desconoce los motivos. Los vecinos aseguran que en ella se empalmaban habitualmente cables para las paradas de una feria y que algunas personas ya habían recibido pequeñas descargas al apoyarse.

La autopsia confirmó ayer que el joven, David G.G., vecino de Palma y que había acudido a Bunyola por la fiesta de los quintos, falleció por una parada cardiorrespiratoria por electrocución. El cuerpo presentaba también un fuerte golpe en la cabeza, fruto de la caída que sufrió cuando un amigo suyo tiró de su ropa para apartarlo de la farola, instalada sobre una barandilla de un metro aproximadamente. La Guardia Civil y técnicos de la conselleria de Industria inspeccionaron ayer de nuevo la instalación en la que recibió una descarga eléctrica mortal poco después de la medianoche del sábado a la altura del número 24 del paseo Antoni Estarellas. Los agentes confirmaron que no tenía fusible, una medida de seguridad para evitar cortocircuitos, y tratan de aclarar ahora por qué y desde cuándo. Tanto esa farola como otras dos de la misma calle y un cuadro eléctrico cercano quedaron precintadas.

Las pesquisas de la Guardia Civil apuntan a una negligencia en el mantenimiento. En este sentido, el alcalde de Bunyola, Jaume Isern, fue interrogado ayer como imputado por un delito de homicidio imprudente, según confirmaron fuentes del instituto armado. Los investigadores tomaron declaración también al electricista municipal para intentar esclarecer los motivos por los que la instalación no cumplía las condiciones de seguridad. Fuentes del Ayuntamiento de Bunyola explicaron que no hay constancia de que el fusible se haya retirado recientemente ni de los motivos por los que se habría hecho. Según los técnicos municipales, la farola podría “llevar décadas, entre 20 y 30 años” en esas condiciones sin haberse detectado las deficiencias.

Aunque desde el consistorio insistieron en que no se había recibido ninguna queja por mal funcionamiento de la instalación, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Bunyola, Carmen Parra, apuntó que algunos residentes ya habían sufrido pequeñas descargas al tocarla. Parra denunció además que en esa misma farola se empalman cables habitualmente para dar suministro a las paradas de la feria de Santa Catalina, que se celebra en noviembre desde el año 2010 en la calle donde ocurrieron los hechos.