­El juez de guardia ordenó ayer el ingreso incondicional en prisión del polaco de 56 años acusado de matar a golpes a un compatriota de 61 en una chabola de Palma el pasado viernes por la noche. El hombre admitió ante el magistrado que golpeó a la víctima en la cabeza con un objeto contundente durante una pelea, al parecer motivada por una botella de alcohol. Sin embargo, alegó que no recordaba con detalle lo ocurrido ya que había bebido mucho vodka esa noche. El juez le imputa un delito de homicidio.

El sospechoso, muy corpulento por sus más dos metros de altura y sus 158 kilos de peso, reconoció a grandes rasgos su implicación en la muerte de su compatriota. Según reconoció en su declaración judicial ambos se enzarzaron en una pelea en la chabola donde vivía la víctima junto a otra decena de indigentes, en un solar de la calle Pere Caffaro, en Palma, poco antes de la medianoche del viernes. El sospechoso explicó que fue golpeado por su rival y de hecho, tras su detención, tuvo que ser trasladado a Son Espases por las heridas superficiales que presentaba. El hombre admitió que durante la reyerta propinó varios golpes en la cabeza a la víctima con un objeto contundente, probablemente una barra de hierro. Sin embargo, afirmó que tenía algunas lagunas sobre lo ocurrido porque estaba ebrio tras pasar varios horas consumiendo vodka junto a la víctima. El sospechoso fue arrestado en el mismo lugar de los hechos, donde los agentes de la Policía Nacional lo encontraron sentado en un sofá a pocos metros del cadáver.

Tras declarar durante unos 40 minutos ante el titular del juzgado de instrucción número 7 de Palma, que ayer se encontraba en funciones de guardia, el sospechoso fue sometido a un reconocimiento por parte de un médico forense. El juez acordó después su ingreso en prisión preventiva como presunto autor de un delito de homicidio, tal y como había reclamado el fiscal Joan Carrau. A primera hora de la tarde, el acusado fue trasladado al centro penitenciario en un coche patrulla de la Policía Nacional. Los agentes tuvieron que inmovilizarle las manos con bridas, ya que no le cabían las esposas.

La autopsia practicada al cadáver de la víctima confirmó que había recibido varios golpes mortales en la cabeza. Según explicaron algunos testigos del crimen, el agresor remató a su rival cuando este cayó al suelo inconsciente.

El supuesto autor del crimen, que carece de antecedentes, tiene fama de agresivo y violento entre los indigentes que se cobijan en las chabola donde ocurrieron los hechos, quienes aseguraron que solía amenazarlos y agredirles y que les tenía atemorizados debido a su gran corpulencia. Aunque no vivía allí, el acusado solía acudir al lugar para beber y jugar a las cartas. Al parecer había protagonizado también varios incidentes en los bares de la zona.