Una banda de asaltantes no dudaba en utilizar una violencia extrema para desvalijar salones de juego en Palma. En una ocasión llegaron incluso a secuestrar al dueño y a propinarle una brutal paliza para que les diera la clave de la alarma. La Policía Nacional detuvo a estos tres sujetos por su presunta participación en al menos dos robos con violencia.

La primera denuncia contra esta banda de atracadores de 22, 29 y 33 años se remonta al pasado 28 de octubre de 2013. Bajo el pretexto de ir a comprar tabaco, un asaltante consiguió que un empleado de un salón de juegos de Cala Estancia le franqueara el paso.

Antes de que la víctima pudiera reaccionar, el individuo le propinó un fuerte puñetazo en la mandíbula que le tiró el suelo. Otro compinche aprovechó la ocasión para entrar y se encargó de inmovilizar al trabajador. Mientras tanto, el otro sujeto recorría el local para hacerse con el dinero de la recaudación. Al final se hicieron con un botín de 5.490 euros.

Los delincuentes llevaban puesto en todo momento cascos de motoristas. Una vez que habían conseguido el dinero, emprendieron una rápida huida.

Unos meses después volvieron a las andadas. El comportamiento de esta banda de asaltantes fue aún más violenta si cabe. Sobre las tres de la madrugada del pasado 2 de diciembre de 2013, abordaron al dueño de un salón de juegos de la calle Francesc Suau en la calle 31 de Diciembre de Palma.

Los delincuentes introdujeron a la víctima por la fuerza en un vehículo. Tras propinarle una serie de golpes, le colocaron una capucha en la cabeza para que no pudiera darse de cuenta del lugar adonde se dirigían.

Los asaltantes trasladaron al propietario del salón de juegos hacia una zona indeterminada. Por medio de continuas amenazas, obligaron a la víctima a que se arrodillara en el suelo y a que les entregara las llaves del salón de juegos. También le reclamaron que les facilitara el código para poder desactivar la alarma.

Los delincuentes hicieron más convincentes sus amenazas colocándole un objeto punzante en el cuello. Mientras tanto, le amenazaron en repetidas ocasiones con que le iban a matar.

Una vez que les entregó las llaves y la clave de la alarma, dos individuos se dirigieron hacia el salón de juegos mientras un tercero se encargaba de custodiarle. Transcurrido un tiempo, los dos sujetos que se habían marchado volvieron enfurecidos. El dispositivo de emergencia se había disparado y creyeron que les había dado un número falso. Los delincuentes le propinaron al dueño del local una brutal paliza.

Una llamada de la compañía de seguridad interrumpió los golpes. Los agresores amenazaron con matar a su familia y la víctima le dijo al interlocutor que volvió al salón de juegos porque se había olvidado las llaves de casa.

La respuesta no convenció al empleado de la empresa de seguridad y avisó a la Policía. Un agente le llamó poco después y el dueño del salón dijo que estaba todo correcto. Los asaltantes optaron por abandonarle en el torrente de Can Barbarà, junto a Portitxol. Tuvo que ser atendido en Son Espases.

Tras meses de pesquisas, investigadores del Grupo de Atracos detuvieron a los tres asaltantes. Fueron puestos ayer a disposición judicial.