Dos personas han sido detenidas en las últimas horas en relación con el asesinato a hachazos de un anciano en su casa de Pollença a principios de año.

Los detenidos fueron trasladados a dependencias de la Guardia Civil de Pollença, donde se encontraban anoche a la espera de pasar a disposición judicial para prestar declaración. Los agentes no descartaban más detenciones.

Los arrestos levantaron una gran expectación en todo el pueblo y fueron muy comentados por los vecinos. Algunos de ellos profirieron insultos a uno de los detenidos mientras los agentes le trasladaban al coche camuflado en el que se lo llevarían a dependencias policiales.

Aunque apenas había habido movimientos visibles desde el asesinato del anciano, en la mañana del 15 de enero, los investigadores no habían dejado de trabajar. Hicieron acopio de numerosas de pruebas y estaban pendientes de los resultados del laboratorio, aunque desde un principio habían seguido la pista del entorno inmediato de la víctima.

Llorenç Colom se encontraba el día del cimen en el salón de su casa, situada en el número 18 de la calle Gonçal Ferragut de Pollença, cuando la vivienda se quedó sin luz. El anciano salió entonces al pasillo para ver qué ocurría. Allí le esperaba, armado con un hacha, un intruso que se había colado en el domicilio sin forzar ningún acceso y que había bajado el diferencial de la instalación eléctrica para dejarlo a oscuras.

Colom recibió un primer hachazo en la cabeza, sin ninguna posibilidad de defenderse, y cayó fulminado al suelo de espaldas. El agresor se ensañó con él y le propinó otros seis golpes con el hacha, causándole la muerte en el acto. Antes de marcharse, el asesino cubrió el cadáver con una manta.

Las pesquisas de la Guardia Civil descartaron de inmediato el robo como móvil del brutal crimen. Llorenç Colom, un jubilado que había trabajado como jardinero buena parte de su vida, vivía solo y tenía una pequeña pensión. No guardaba en la vivienda ni grandes cantidades de dinero ni objetos de valor. Tampoco sus familiares echaron nada en falta y, aunque había cierto desorden, los investigadores creen que o bien era el estado habitual de la casa o el asesino trató de simular que el crimen era obra de un ladrón.

Asesinato planificado

Todos los indicios apuntaban desde el principio a que el homicidio fue planificado y que el único objetivo del intruso era acabar con la vida de Colom. Uno de los aspectos que más llamó la atención de la Guardia Civil fue que el interruptor diferencial del cuadro eléctrico de la vivienda estaba bajado. Los investigadores están convencidos de que fue el autor del crimen quien cortó el suministro de luz. Pese a que ni la puerta principal de la vivienda ni las ventanas estaban forzadas, los agentes encargados del caso no creen que fuera la propia víctima quien dejó entrar a su asesino. Al parecer, el anciano solía dejar la puerta de su casa abierta durante el día.

La autopsia confirmó que el asesino se ensañó con la víctima. Llorenç Colom recibió al menos siete hachazos, varios de ellos mortales de necesidad, que le causaron la muerte prácticamente al instante.