Los miembros de esta banda actuaban con una celeridad extrema a la hora de desvalijar las viviendas. De hecho, en apenas unos pocos minutos conseguían hacerse con un valioso botín. Los delincuentes se decantaban siempre por objetos de pequeño tamaño, a ser posible joyas, que pudieran ser sacados y ocultados entre la ropa sin demasiadas complicaciones. Estos ladrones aprovechaban su juventud, el más veterano tenía 21 años y el más joven solo 16, para emprender la huida a una veloz carrera sin ser interceptados en el caso de que un morador de un domicilio los sorprendiera ´in fraganti´.