Una banda de ladrones cometía los delitos en las localidades donde el tren de Inca tenía una estación de tren. Al menos una treintena de robos se atribuye a esta organización en poco más de mes y medio. La Guardia Civil detuvo a ocho delincuentes marroquíes, dos de ellos menores, por los múltiples robos con fuerza.

Desde el pasado mes de febrero, estos delincuentes desplegaron una actividad frenética. Las denuncias por robos en domicilios, especialmente en las localidades de Santa Maria y Pòrtol, se fueron acumulando. La Guardia Civil del Pont d´Inca puso en marcha una investigación para tratar de esclarecer los delitos.

Los investigadores de la Policía Judicial del Instituto Armado examinaron minuciosamente el ´modus operandi´ de los delincuentes. Un hecho que les llamó especialmente la atención era que los robos se cometían siempre en localidades donde el tren de Inca tenía una estación. Además de en Santa Maria y Pòrtol, la banda cometió fechorías en Bunyola, Esporles, Puipunyent, Consell, Alaró, Mancor de la Vall y Lloseta.

Los delitos los perpetraban en un tramo horario muy concreto. Muchos de estos golpes coincidían con los horarios de ida y vuelta del ferrocarril.

Con toda esta información recabada, los agentes de la Guardia Civil encargados del caso montaron un dispositivo especial de vigilancia en el tren de Inca. Los investigadores siguieron las evoluciones de determinados pasajeros hasta que, finalmente, lograron identificar a varios de los componentes de este grupo organizado. Todos contaban con antecedentes por robo y hurto.

A medida que avanzaron las pesquisas, los funcionarios de la Policía Judicial del Instituto Armado consiguieron determinar donde se ubicaba su domicilio. En Palma habían instalado su cuartel general.

Los presuntos integrantes de la banda mantenían un perfil común. Todos eran muy jóvenes y magrebíes, de nacionalidad marroquí. De hecho, el más veterano solo tenía 21 años. Entre los componentes de esta organización se encontraban dos menores de edad, de 16 y 17 años.

En la mañana del jueves, los agentes de la Guardia Civil encargados del caso detuvieron a seis miembros de la banda, entre los que se encontraban los dos menores de edad. Por la tarde, arrestaron a los otros dos delincuentes restantes.

Durante el registro domiciliario practicado en Palma quedó patente que este grupo de delincuentes sentía una especial predilección por las joyas, sabiendo que les podían reportar grandes beneficios. Muchas de las alhajas que sustrajeron eran de una gran antigüedad y su valor está pendiente de tasación.

Además de esta gran cantidad de joyas, los agentes del Instituto Armada intervinieron un buen número de relojes, unos 15 teléfonos móviles de gama alta y media, un ordenador, distintos aparatos electrónicos, un arma simulada, bolsos, carteras y 1.900 euros en efectivo.

Aprovechando descuidos

Los miembros de la banda de ladrones se introducían en las viviendas generalmente aprovechando un descuido de sus propietarios. Por medio de este procedimiento, encontraban el camino expedito para desvalijar la vivienda a su antojo.

En algunas ocasiones, los delincuentes perpetraron los golpes con los moradores en el interior de la vivienda. En estos casos no protagonizaron ningún enfrentamiento con los dueños. Los delincuentes emprendieron una rápida huida sustrayendo los objetos de valor que tenían a su alcance.

La operación de la Guardia Civil continúa abierto. Hasta el momento los investigadores han logrado acreditar la participación de los ocho miembros de la banda en una treintena de robos. No se descarta que hayan actuado en otras fechorías.

Durante la próxima semana, entre las 10 y las 14 horas, las joyas y los otros objetos recuperados a la banda permanecerán expuestos en las dependencias del cuartel de la Guardia Civil del Pont d´Inca, situado en el número 35 del Camí de Son Llazet. Todas las personas que hayan sufrido algún robo desde el pasado mes de febrero se podrán acercar para identificar las piezas portando la correspondiente denuncia.