La mujer asesinada el pasado viernes de madrugada en la playa de Son Bauló, en Can Picafort, fue asfixiada después de quedar aturdida e indefensa al recibir un fuerte golpe en la cabeza con una piedra. La Guardia Civil, que trabaja a contrarreloj para identificar a la víctima, ya ha intervenido una piedra con restos de sangre hallada en la arena. Los investigadores manejan la hipótesis de que la fallecida y su asesino se conocían, ya que no detectaron señales de lucha ni de un gran forcejeo.

La autopsia practicada el viernes por la tarde confirmó que la mujer murió por asfixia, después de que le taparan la boca y las fosas nasales impidiéndole respirar, como adelantó ayer DIARIO de MALLORCA. El crimen se produjo sobre las seis y media de la mañana del viernes, apenas una hora antes de que el cadáver fuera descubierto por una persona que paseaba por la costa. La Policía Judicial del Instituto Armado cree que el asesinato fue en la misma playa y luego el cuerpo fue arrastrado unos 40 metros por la arena. Antes de ser asfixiada, la mujer cayó al suelo y quedó sin sentido al sufrir un fuerte golpe en la sien derecha propinado con una piedra.

Las pesquisas siguen abiertas y no se descarta que se trate de un crimen de violencia doméstica ni que el asesino pertenezca al entorno de la fallecida. En un primer momento parece que se descarta la hipótesis de la violación, si bien los agentes del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil han constatado que la víctima sí mantuvo sexo sin violencia ni forzamiento poco antes del crimen. El cadáver tenía los pantalones un poco bajados, pero los investigadores lo atribuyeron al hecho de ser arrastrado por la arena. Esta circunstancia explicaría también las lesiones, erosiones y arañazos, que presentaba en la espalda y en las muñecas. Los forenses tomaron muestras orgánicas en los genitales de la mujer, que serán analizadas en el laboratorio. Ayer se desconocía si el contacto sexual se produjo con o sin preservativo.

Consumió alcohol

Además de haber tenido sexo esa noche o durante la madrugada, la víctima también había bebido alcohol. La Guardia Civil no cree que la fallecida hubiera salido de fiesta durante las horas previas al asesinato, sobre todo por la ropa que llevaba. Vestía prendas muy cómodas, un pantalón vaquero, botas y un pequeño batín de color azul, como de estar por casa. En el momento del hallazgo del cadáver no llevaba sujetador.

Otro detalle que llamó la atención a los agentes fue que parte su cuerpo y la ropa estaban mojados por el agua del mar. Incluso, dentro de las botas que llevaba puestas la víctima aparecieron restos de algas, arena y un poco de agua. Esto hace pensar que la mujer tuvo algún tipo de contacto con el mar momentos antes de ser asesinada.

Los investigadores sospechan que la madrugada del viernes la mujer estaba en su casa o en una vivienda conocida bebiendo alcohol. Luego, acordó tener sexo consentido con el que sería su asesino. Ambos acabaron en la playa de Son Bauló, donde, tras un desacuerdo o una discusión, la víctima recibió un impacto con una piedra en la cabeza. Quedó aturdida, cayó a la arena casi sin sentido, indefensa, y el asesino aprovechó entonces para asfixiarla y luego arrastrar el cadáver.