Gustavo Aguilar, un vecino de la calle Guillem Santandreu, temblaba ayer por la mañana al recordar lo ocurrido. "Ha sido dramático. Éramos cuatro o cinco personas intentando rescatarlos, pero el fuego y el humo nos impedían llegar a ellos. No teníamos medios", recordaba el hombre con voz entrecortada. "Al final se han tirado por la ventana para escapar de las llamas. Un desastre". El siniestro causó también una profunda conmoción en la comunidad islámica de Lloseta, que se reúne para rezar en la mezquita situada en planta baja del edificio afectado.

"Eran las doce y media o la una de la madrugada cuando escuché gritos. Al principio pensé que eran unos chicos que estaban de fiesta, pero luego me di cuenta de que alguien pedía ayuda. Me vestí corriendo y salí a la calle", explicaba Gustavo Aguilar, vecino de la familia afectada. "El padre estaba totalmente quemado y la piel le colgaba a tiras. La mujer gritaba desesperada por la ventana. Había mucho humo y muy denso. Nos hemos juntado allí cuatro o cinco vecinos para intentar ayudar. Queríamos sacarlos de allí, pero no podíamos subir por el fuego. No teníamos medios", recordaba Aguilar, que no había podido dormir en toda la noche.

"Al final el padre ha tirado por la ventana a su mujer, luego al niño y después se ha lanzado él. Al otro niño lo han sacado los bomberos, que iban equipados para poder entrar entre el humo y el fuego. Ha sido dramático, todavía estoy temblando", afirmaba.

Muchos compatriotas de la familia afectada se acercaron ayer al edificio, en cuyos bajos se encuentra la sede de la asociación islámica La Paz, para interesarse por lo ocurrido. "Viven aquí desde hace unos cinco años. Ella está embarazada de tres meses y él había dejado el trabajo hace poco para poder cuidarla", explicaba el imán de la mezquita, Khalid Zizaoui, que también colaboró de madrugada en el rescate de las víctimas. En la fachada de la finca podían verse por la mañana manchas de sangre que una brigada municipal se afanó en limpiar. Los operarios colocaron también un gran tablón en la puerta de acceso de la vivienda, que quedó destrozada.

El alcalde de la localidad, Bernat Coll, explicó que la familia "intentó salir a través de una escalera de mano que pusieron los vecinos, pero con los nervios acabaron cayéndose". "Cuando ya estaban en la calle el padre ha intentado volver a por su hijo pequeño, que estaba atrapado en una de las habitaciones, y entonces ha sufrido graves quemaduras", señalaba Coll, que no recordaba un siniestro tan grave en el pueblo. "Los bomberos y la Policía Judicial han inspeccionado la casa y todo apunta a que las estufas han prendido las mantas y los muebles que había en el salón", aseguró.