La Guardia Civil tiene fama de ser un cuerpo austero, poco amigo de los lujos, pero hay veces que se pasan. En la imagen que ilustra este artículo pueden ver una de las garitas instaladas en la parte trasera de la Comandancia de Palma, en la calle Pere Joan Llobet. Se trata de una entrada de vehículos que hasta ahora estaba clausurada. Sin embargo, con las obras que se realizan en el patio del edificio, para evitar las goteras y otras deficiencias que había en las oficinas de los sótanos, el acceso ha sido reabierto esta semana. Y de inmediato ha habido que colocar a un guardia para vigilar el acceso, sin siquiera quitar el polvo de las obras. Pero eso no es lo peor. Para cubrir el espacio de la ventana han echado mano... de una puerta, procedente al parecer de los despachos reformados, en la que han encajado un ventanuco traslúcido. Seguro que se trata de una solución provisional, pero ya veremos cuánto dura.

Polémica en la casa cuartel

Una adjudicación irregular de un pabellón en la casa cuartel de la Guardia Civil en Son Bugadellas ha desatado una agria polémica en el Cuerpo. La concesión era para un mando que, en principio, cumplía con los requisitos establecidos en el pliego de condiciones. En su solicitud, el suboficial se comprometió a hacer un uso "directo, privativo y con carácter habitual" de dicho pabellón y con familiares directos a su cargo. Sin embargo, en la práctica, nada de esto se cumplió. En lugar de instalarse en esta vivienda con su familia, el titular de la concesión decidió unilateralmente cedérsela a su hijo y él permanece en su residencia. El vástago también es miembro del Instituto Armado, aunque con poco más de tres años de pertenencia al Cuerpo y la adjudicación se hace por estricto orden de antigüedad. La situación es aún más chocante porque el pabellón habitado por el joven agente y su pareja se encuentra en un ala destinada a los oficiales. El malestar en las últimas semanas hacia esta presunta ocupación irregular del pabellón ha ido en aumento y ha levantado auténticas ampollas. Se da la circunstancia de que si un suboficial solicita un pabellón en la casa cuartel de la Guardia Civil en Son Bugadellas para alojarse allí, él y sus hijos a su cargo no tendrían sitio en la actualidad, ya que se encuentran todos ellos ocupados. Mientras tanto, un joven agente vive allí con su pareja en el pabellón que le fue adjudicado a su padre, donde supuestamente debía hacerse cargo de él, tal y como afirmó el suboficial en su solicitud presentada por escrito.