Los forenses descartaron ayer que la cuchillada mortal que presuntamente asestó Alba Mary M.R. en el cuello a su exnovio dentro de un coche en Sant Antoni de Pormany en Eivissa el pasado 16 de abril de 2012 fuera de defensa. "Él no esperaba la cuchillada. Ambos estaban muy juntos. El gesto de la acusada fue como un abrazo", indicó ayer el facultativo ante el jurado popular que desde el lunes juzga el homicidio de César Augusto Rendón Giraldo, de 31 años, en la Audiencia de Palma. "Ella hizo un movimiento de arco con el brazo al atacarle", precisó otro médico. "Si hubiera sido una herida durante un forcejeo, habría sido más superficial, no tan penetrante", destacó el perito.

Los dos forenses explicaron que el ataque se produjo cara a cara, pero también dijeron que era posible estando el hombre reclinado con su cabeza sobre el pecho o la cintura de la mujer, tal y como mantienen los investigadores de la Guardia Civil. "Las dos posiciones son compatibles", aclararon.

Los especialistas indicaron que el cadáver de César Augusto Rendón no presentaba señales de defensa, solo la herida de arma blanca de ocho centímetros de profundidad en el lado izquierdo del cuello que seccionó el músculo esternocleidomastoideo y la yugular. "Se necesita fuerza para causar esta herida", indicó uno de los médicos, que confirmó que el hombre murió desangrado. "En ese lugar, en el cuello, vas a matar. Hasta cuando te afeitas tienes que ir con cuidado. Es una zona vital. A mí me parece que es intencionadamente buscado. Una cuchillada que va a la yugular", continuó el facultativo.

La fiscal, en sus conclusiones, mantuvo su petición de pena contra Alba Mary M.R., colombiana de 37 años, de 12 años y siete meses de prisión por un homicidio con la agravante de parentesco. La acusación particular tampoco modificó su solicitud inicial de 20 años de cárcel por asesinato. Mientras, la defensa pidió la libre absolución o, de forma alternativa, tres años y medio de prisión por homicidio imprudente.

Por la mañana, la Guardia Civil desmontó la versión de la acusada, que alegó legítima defensa cuando era agredida sexualmente. "La cuchillada fue una herida de ataque, no de defensa. Es posible que él no viera el cuchillo al estar inclinado hacia ella cuando trataba de desabrocharle el pantalón. No hubo ninguna resistencia por parte del hombre. Y ella no presentaba lesiones de forcejeo", recalcó un agente. El investigador recordó que la imputada solo estaba preocupada por su hija la noche de su detención y que mintió al indicar el lugar de donde había cogido el cuchillo, junto al freno de mano del coche. "Creemos que el arma podía estar en la puerta del copiloto", detalló. Además, la Guardia Civil sospecha que la mujer fue con la víctima en el coche hasta la colisión en una rotonda. "Luego, ella quitó las llaves del contacto y salió de allí", dijo un agente.

Otros dos guardias civiles explicaron que tirando de la maneta del coche, se desbloqueaba el sistema de cierre centralizado y se podía abrir la puerta, en contra de lo que manifestó la acusada. Los testigos de ayer dijeron que César era agresivo y posesivo y que llamaba constantemente a la mujer.