"Esa noche, César me llevó a un descampado. Apagó su coche y empezó a agredirme sexualmente. Le dije que no, que no íbamos a tener relaciones sexuales. Él me dijo que necesitaba estar conmigo, que no iba a permitir que otro hombre se acercara a mí, que de esa noche no iba a pasar, que no aguantaba más, que tenía mucho deseo. Yo quería bajar del coche pero la puerta no se abría. Me cogió del brazo y yo le pedí que me soltara. Mientras, me tocaba con su otra mano. Entré en pánico, tenía miedo, traté de coger algo del coche, una herramienta. Entonces, saqué el cuchillo y él con su mano izquierda me cogió de la muñeca, mientras con la otra seguía tocándome. Se balanceó hacia mí, hacia mi cuerpo. Me tocaba en la parte de abajo y, en ese momento, le di la cuchillada". Alba Mary M.R. recordó ayer con estas palabras y con una gran frialdad la noche del 16 de abril de 2012 en la que presuntamente acabó con la vida de su exnovio, César Augusto Rendón Giraldo, de 31 años, en un descampado en Sant Antoni de Portmany (Eivissa).

La acusada, de 37 años y origen colombiano que se enfrenta a una petición de doce años y medio de prisión por homicidio por parte de la fiscalía, alegó ante el jurado popular que desde ayer juzga el crimen en la Audiencia de Palma que apuñaló a su expareja en legítima defensa cuando era agredida sexualmente. Según su versión, no era la primera vez que esto ocurría. Alba Mary manifestó que en otra ocasión su exnovio intentó forzarla en los alrededores de su casa, pero ella logró que parara. También mencionó otro incidente en el verano de 2011 con su entonces compañero en una discoteca de Eivissa, en la que el joven la agarró con violencia y la sacó de allí a la fuerza.

Quiso desabrocharle el pantalón

La noche del 16 de abril de 2012 "él empezó a tocarme por todo", destacó la mujer, que está presa. "Quería desabrocharme el pantalón. No me maltrató ni me golpeó, quería abusar de mí. Me tocó en la parte de abajo. Yo no vi el cuchillo. Lo toqué con mi mano porque buscaba una herramienta para defenderme. Buscaba un destornillador, una llave o un martillo. No sabía que él llevara un cuchillo en el coche. Estuvimos forcejeando y, cuando él se vino hacia mí, es cuando le di. No sabía si le había dado en el cuello o más arriba o en un costado. Yo no iba precisamente ahí, hacia su cuello. Sentí tanta angustia por salir de allí que no puedo decir si le acuchillé con fuerza o no", precisó la presunta homicida.

"Él me podía haber quitado el arma de la mano. Yo no sentía la fuerza en su mano cuando me agarraba de la muñeca. Su obsesión era tocarme y tocarme", insistió la imputada, que mantuvo una relación sentimental durante seis años con la víctima hasta que en noviembre de 2011 César decidió romper con ella.

Tras asestarle la puñalada en el cuello, "él levantó la cabeza y encendió su coche", explicó la mujer ante el tribunal popular. "Al poner en marcha el vehículo, yo pude salir del coche, me quedé parada y él se marchó conduciendo", continuó. Según la fiscalía, el hombre se quitó el cuchillo y arrancó hacia el centro de salud, pero acabó chocando contra un árbol en una rotonda de Sant Antoni. Poco después, a la una de la madrugada del 17 de abril falleció debido a un shock hemorrágico.

"Sabía que estaba herido pero no sabía que había muerto. Me lo dijo luego la Guardia Civil. Yo a César le dejé bien. Estaba muy asustada y preocupada por mi hija. Fui a casa, me quité la ropa y la puse en la lavadora. Luego, hablé con mi compañera de piso y ella me dijo que tenía que ir a la Guardia Civil a explicar lo ocurrido", manifestó Alba Mary M.R. "La verdad es que me ha dolido lo que ha sucedido", añadió friamente. La sospechosa se mostró impasible durante toda la jornada, salvo al final de la sesión del mediodía cuando rompió a llorar frente a su letrado.

La acusada indicó que se sentía chantajeada psicológicamente por su exnovio. "Me decía que si le denunciaba, eso perjudicaría a su hermano, con el que me casé para poder venir a España. Yo estaba obligada a estar con él porque me pagaba el teléfono, el Skype (internet), me ayudaba económicamente porque estaba sin trabajo", indicó la imputada. También reconoció que le llamaba mucho por teléfono porque le devolvía sus llamadas perdidas.