Un vecino de Palma, español de origen marroquí, fue detenido recientemente por la Policía Nacional después de que presuntamente maltratase a su hija, de quince años, porque se negaba a portar el "hiyab", el velo con el que las mujeres se cubren la cabeza de acuerdo con la tradición islámica. Tras ser puesto a disposición judicial, el padre negó haber golpeado a la menor y explicó que en la fecha de la denuncia la había reprendido porque sacaba malas notas en el colegio y no quería estudiar. El hombre quedó en libertad con cargos, aunque no se le impuso ninguna medida cautelar.

La situación de presunto maltrato que vivía la menor fue denunciada el pasado mes de mayo por la jefa de estudios de su instituto. La chica tenía 14 años en ese tiempo, aunque ahora ya ha cumplido los 15. Dijo que su padre la obligaba a llevar el "hiyab", el velo que cubre el pelo utilizado tradicionalmente por las mujeres en algunos países del norte de África. La adolescente manifestó que ella se negó a llevarlo y que su padre la había golpeado con un cinturón en brazos y piernas. Al parecer la chica tenía algunas marcas de lesiones leves en las extremidades.

La denuncia llegó al Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional, que inició una investigación. Los agentes confirmaron que se trataba de una familia de origen marroquí, pero que llevaban mucho tiempo en España, estaban plenamente integrados, y tenían todos la nacionalidad española. De hecho, la adolescente había nacido en Marruecos pero había venido a España muy pequeña, y había vivido en Mallorca la mayor parte de su vida.

El padre, de 46 años, fue finalmente detenido como presunto autor de un delito de maltrato familiar el pasado 17 de septiembre, y conducido a disposición judicial.

Discusión por los estudios

El hombre negó tajantemente en el juzgado que hubiera azotado nunca a su hija con un cinturón o que la obligase a llevar el velo. Explicó que la fecha de la denuncia coincidía con el final del curso, cuando había mantenido una fuerte discusión con ella porque sacaba malas notas en el instituto y se pasaba el día viendo la televisión y pendiente del teléfono móvil, sin estudiar.

Recordó que un día su mujer se había ido a hacer unos recados y él se había quedado solo en casa con la chica y su otro hijo, un bebé, y la había reprendido porque el pequeño lloraba y ella no le hacía caso.

El hombre admitió que durante la discusión pudo haberla pegado con la mano abierta, pero se justificó alegando que en ese tiempo estaba muy nervioso porque tenía problemas económicos.

La madre de la niña confirmó en el juzgado la versión de su marido. Dijo que a la menor no le importaba llevar el velo, y lo llevaba por su propia voluntad, sin que nadie se lo impusiera.

En el mismo sentido se mostraron los técnicos de los Servicios Sociales, que apuntaron que se trataba de una familia que seguía las tradiciones marroquíes, pero no eran radicales islámicos.

El detenido quedó finalmente en libertad con cargos, aunque el juez no le impuso ninguna medida cautelar, habida cuenta de que no había indicios de agresiones graves y de la disposición expresada por el padre para que la menor se dedicara a los estudios.