­El propietario del restaurante ´Es Grau´ representa el paradigma de los empresarios de Estellencs afectados por el cierre de la carretera. "¡Es como si me hubieran cortado las piernas!", afirmó ayer con contundencia Pep.

El empresario se mostraba cariacontecido mientras no sabía qué determinación debía tomar para hacer frente al futuro inmediato de su negocio. "Tengo una docena de empleados y no sé si les tendré que dar vacaciones mientras la carretera esté cerrada". "Hace medio siglo que el restaurante está abierto y siempre han caído piedras a la carretera sin suponer un peligro", prosiguió Pep des Grau.

Por su parte, Cati Amengual, que regenta una cafetería en Estellencs, denunció cierto "descontrol" que ha notado desde la clausura de la vía. "Según quien esté dejan pasar o no", subrayó. "Si esto se mantiene voy a tener que suprimir el día de descanso y mantener abierta la cafetería toda la semana por las pérdidas que supone.

Tanto vecinos como comerciantes aprovecharon la movilización para denunciar la presencia de madereras furtivas que se están peleando por la leña. "Incluso están talando árboles vivos que no suponen ningún peligro como dicen", criticaron.