"Escuché un estruendo. Un ruido muy fuerte y seco. Pensé que habían pegado un tiro". Un vecino de Cala Estància recordaba ayer la forma en la que una decena de agentes de la Guardia Civil irrumpieron en un chalé a las siete de la mañana. La operación Casablanca acababa de culminar. Los agentes derribaron la puerta de la casa con un ariete. Allí, detuvieron a un hombre extranjero. Los residentes se mostraron perplejos por la macrorredada contra la banda de moteros de los Ángeles del Infierno, a los que se les acusa de integrar una organización criminal con prácticas mafiosas. La mayoría de los sospechosos son alemanes que llevaban asentados más de un año en la isla.

"Me he despertado con un susto tremendo. Creía que habían disparado", añadía otra moradora de la calle Antoni Pomar, en Can Pastilla. El operativo policial cogió por sorpresa a todos los ciudadanos. "A las seis y media he visto que los policías se preparaban en la calle, junto a un bar, con sus chalecos antibalas, pasamontañas y cascos. Luego, han entrado en el chalé, pistola en mano, y al grito de ´policía´. Han echado la puerta abajo de un golpe", explicaba un empleado de un hotel cercano.

"En esa vivienda vivían dos hombres desde hace un año. Parecían turcos o rumanos. Yo veía algo extraño porque se movían con grandes coches: un BMW X5, Mercedes, Hummer... Siempre había deportivos y todoterrenos aquí aparcados", señalaba el trabajador. Mientras tanto, a pocos metros, un guardia civil registraba una motocicleta y se incautaba de facturas y un teléfono móvil.

"Residían en la casa de alquiler. Muchas tardes se juntaban en la terraza con amigos, todos extranjeros, y hacían mucho ruido y bebían cerveza", apuntaba otra vecina. Los registros se sucedieron ayer durante toda la mañana en s´Arenal, Palma, Can Pastilla, Lloret y urbanizaciones de Llucmajor.

En Puig de Ros, hubo mucha expectación entre los residentes. "Aquí vive una pareja de alemanes desde hace cuatro años. Llevaban una vida normal. Ella sacaba los perros a pasear y una vez me comentó que tenían negocios de discotecas en Alemania. Él era uno de los dueños de un gimnasio en s´Arenal. Tenían dos pitbull y un dogo y se movían con dos Porsche", indicó un vecino. Junto a él, un grupo contemplaba una flamante motocicleta intervenida.