Apodado como ´TacticoMen´, Andreu Coll Tur, el parricida de Alaró, pronto se convirtió en un experto en los videojuegos. Sus partidas se prolongaban durante horas. Podía pasarse toda la noche con las simulaciones de guerra. A los mandos de su videoconsola, se conectaba por Internet con su amigo íntimo de Zaragoza, Francisco Abas Rodríguez, al que definió como "un hermano" en su declaración judicial. Parecía que el tiempo se detenía cuando se enfrascaban en las partidas de Call of Duty (La llamada del deber), uno de los videojuegos de guerra más famosos del mercado y gracias al cual los dos jóvenes se conocieron y forjaron una estrecha amistad. En el último año, ambos alcanzaron un gran nivel con estas violentas recreaciones. Sabían que eran verdaderos especialistas matando a gente con su Playstation.

Uno de los videojuegos preferidos de Andreu Coll Tur, de 18 años, es DeadRising 2, que consiste en matar a zombis golpeándoles en la cabeza con una cachiporra. Esta es el arma con la que el muchacho derribaba con destreza uno a uno a todos los seres que aparecían por la pantalla. Y es el instrumento que el parricida de Alaró acabó fabricando en su casa. Dos meses después de crear el arma, la utilizaron él y su amigo para asesinar al padre del primero, el empresario Andreu Coll Bennàsar, de 57 años, la madrugada del 30 de junio en su chalé. La víctima recibió entre 35 y 40 golpes en la cabeza. Se ensañaron agrediéndole con la cachiporra, un martillo, un jarrón e incluso un bafle. Como si se tratara de una macabra coincidencia, el violento videojuego acabó convirtiéndose en realidad.

El hijo del fallecido confesó el pasado viernes por la noche ante el magistrado de guardia de Palma, Juan Manuel Sobrino, que hacía dos meses que había fabricado un palo con clavos en uno de los extremos imitando el arma de un videojuego en el que era un experto. El muchacho detalló que lo había hecho porque es "creativo" y le gusta fabricar instrumentos. Según su versión, disfruta montando y desmontando electrodomésticos y creando objetos con piezas. El joven Andreu Coll indicó que el palo tenía tres clavos por la derecha y uno por la izquierda y cada púa medía unos diez centímetros de longitud. El parricida aseguró que no fabricó el arma pensando en matar a su padre y rechazó especular con el crimen como si fuera un juego, si bien admitió que hacía dos meses les había surgido la idea a él y a su amigo de que "sería mejor que no estuviese" su progenitor.

Los dos jóvenes confesaron ante el juez que mataron a la víctima a golpes y que la noche anterior ya lo intentaron, después de drogarla con somníferos que colocaron dentro de pasteles y de agredirla con un palo en la cabeza. El fiscal Miguel Ángel Subirán pidió que ambos fueran encarcelados por un delito de asesinato consumado y otro en grado de tentativa. Al final, el magistrado ordenó su ingreso en prisión. A primeras horas de la madrugada de ayer, la pareja fue conducida al centro penitenciario de Palma.

Coches y motos

Andreu Coll Tur, bajo el alias ´TacticoMen´, es un apasionado de videojuegos bélicos como Call of Duty, DeadRising 2, Infamous 2 o Assassin´s Creed III, además de otros de conducción y velocidad. Otra de sus aficiones son los coches deportivos y las motocicletas. En ocasiones, colocaba una cámara en el frontal de su moto y filmaba sus recorridos por los alrededores de Alaró. Luego, colgaba los vídeos en Internet.

Una vecina del chalé en el que el asesino confeso vivía con su padre escuchó mucho ruido y trasiego la noche del crimen. La madrugada del 30 de junio vio las luces encendidas, pero no le dio ninguna importancia porque pensó que era el joven que "otra vez" estaba jugando con la videoconsola. Cuando el hijo del empresario fue detenido la noche del pasado miércoles, tras el funeral de su progenitor, y durante su declaración judicial, demostró una frialdad pasmosa. Un primer examen forense determinó que, tras su rostro aniñado, se escondía una persona fría, calculadora, inteligente, organizadora, dominante y con rasgos psicopáticos. Se mostró gélido cada vez que hablaba de la muerte de su padre e insistió que le asesinó porque le humillaba y le vejaba a diario. Sin embargo, también reconoció que, tras su muerte, él y su amigo iban a "vivir mejor" ya que podrían disponer del dinero de su padre. El sospechoso especificó que Francisco Abas y él no eran pareja y también negó saber que él era el heredero universal y que sus hermanos habían sido desheredados.

Su amigo íntimo, el zaragozano Francisco Abas Rodríguez, de 20 años, sí se refirió el móvil económico. Según su versión, mató a la víctima "por amor", ya que estaba enamorado del joven Andreu Coll, y este le había prometido vivir juntos y disfrutar de la fortuna de su padre. "Andreu sabía que la herencia iba a ser toda para él", explicó ante el juez. Según su versión, ambos habían hablado por Internet hacía dos semanas para "hacerle algo a su padre". Francisco, que también se mostró muy frío al ser interrogado, apuntó que ambos habían planeado la muerte del hombre días atrás para quedarse con su dinero.

El joven arrestado, que se encontraba una semana de vacaciones en la isla invitado por su ´alma gemela´, fue calificado por los forenses como una persona influenciable, enamorada, que habría seguido al líder a pies juntillas. Francisco Abas, defendido por el letrado Antoni Monserrat, llegó a Mallorca el pasado 26 de junio y, dos días después, ya intentó junto con Andreu Coll matar a su padre de un fuerte golpe en la cabeza. Previamente, le habían sedado con somníferos. Al no conseguirlo, lo asesinaron al día siguiente, la noche del 29 al 30 de junio.

Los dos internautas se conocieron gracias a la Red. Según la versión de Andreu Coll Tur, asistido por los abogados Agustín Aguiló y Laureano Arquero, ambos jugaban a la Playstation y se conocieron ´on-line´ hace un año y medio. Entablaron una amistad que se fue consolidando con el paso del tiempo. "Nos caímos bien", apuntó Andreu, que fue a verle primero a Zaragoza y luego Francisco se desplazó a la isla.

´Lo tendría todo´

En un primer momento, el hijo del empresario no le contó las humillaciones que sufría, pero luego le comunicó por la Red que su padre le maltrataba psicológicamente, sobre todo en el trabajo, donde le pagaba un sueldo de 650 euros. "Mi padre me decía que si me quedaba a vivir con él, lo tendría todo, tendría una buena vida", reconoció el joven. Según su versión, la idea de matarlo "surgió entre los dos", igual que lo de sedarlo con pastillas. Así, la noche del 28 de junio y con Francisco ya instalado en el chalé de Alaró, los dos jóvenes propusieron al empresario ver una película en casa. Entonces, le pusieron los somníferos en un bizcocho.

Cuando el hombre dormía, los muchachos subieron a su habitación. "Francisco le dio con un palo en la cabeza y él se despertó. Yo miraba y llevaba una linterna. Le dijimos que había sido un sueño. Estaba somnoliento, desorientado. Nos asustamos y nos fuimos a dormir", relató Andreu.

Al día siguiente, los dos acusados volvieron hablar de matar al empresario. "Decidimos entre los dos que cuando mi padre entrara en mi habitación, Francisco le golpearía por detrás", indicó el asesino. Y así fue. "Francisco le pegó en la cabeza con un palo con clavos. Entonces, él se giró y empezó a defenderse. Yo estaba asustado y le di con un martillo en la cabeza", recordó. La víctima se resistió, forcejeó y le quitó a su hijo la herramienta. La lucha con los dos asesinos siguió escaleras abajo. Una vez en el salón, en la planta baja, Francisco le estampó un jarrón en el cráneo. Y, finalmente, Andreu remató a su padre, que estaba moribundo en el suelo, lanzándole un bafle sobre la cabeza.

Con el fallecido en casa, ambos se ducharon, lavaron el cadáver y lo trasladaron en un Land Rover a un campo a las afueras de Bunyola. Acto seguido, regresaron al chalé de Alaró donde limpiaron la sangre y rascaron las paredes "hasta las diez de la mañana". La Guardia Civil los detuvo diez días después. Ambos confesaron y rompieron el "pacto de silencio" que habían acordado.