La Audiencia Provincial ha condenado a trece años de prisión a un hombre que violó a dos mujeres, a una de ellas tres veces en una sola noche, en el estadio Lluís Sitjar. El procesado, de origen malí y que cometió las agresiones con apenas dos semanas de diferencia, ha sido absuelto de haberle robado el teléfono móvil al novio de una de las víctimas, al que sacó a la fuerza de una caseta antes de atacar a su pareja. El tribunal le impone además cinco años de libertad vigilada cuando salga de prisión y le obliga a indemnizar a las mujeres con 10.000 y 5.000 euros respectivamente.

La primera de las violaciones, según declara probado el fallo, ocurrió en la madrugada del 30 de marzo de 2012. El acusado, de 39 años y que vivía en una caseta en el antiguo estadio del Mallorca, irrumpió en otro habitáculo donde se encontraba una pareja, sacó a la fuerza al hombre y taponó el acceso para evitar que pudiera entrar. Acto seguido, golpeó a la mujer, causándole un corte en el labio, la tiró sobre un colchón, la desnudó y la forzó a mantener relaciones sexuales. Tras esta primera agresión, el procesado agarró a la víctima por el cuello y la llevó a la caseta en la que él residía, donde la violó de nuevo. Finalmente, el africano metió a la mujer en un habitáculo situado en mitad del estadio y abusó de ella por tercera vez. Fue entonces cuando la Policía, alertada por el novio de la víctima, acudió al lugar y detuvo al sospechoso. El juez de guardia le dejó en libertad.

Días después, el 17 de abril, el acusado contrató los servicios de una prostituta en un bar de la Porta de Sant Antoni. Ambos acudieron al Lluís Sitjar y mantuvieron relaciones sexuales consentidas y retribuidas en la caseta donde vivía el hombre. Este quiso mantener otra relación y cuando la mujer se negó la tiró sobre un colchón, la agarró con fuerza para evitar que huyera y la violó.

El tribunal que enjuició los hechos considera que el relato de las víctimas es verosímil, lógico y creíble, pese a las pequeñas contradicciones en las que incurrieron. El fallo impone al acusado siete años de prisión por la primera agresión sexual-que valora como solo un delito por el corto espacio de tiempo que transcurrió entre las tres violaciones- y otros seis años por forzar a la prostituta. Además, le impone la medida de libertad vigilada durante cinco años cuando salga de prisión y que indemnice a las mujeres con 15.000 euros.