Severina Galdón se siente tremendamente afortunada. El desastre merodeó por su incipiente tienda de muebles de Son Castelló cuando aún no ha abierto las puertas al público. Una serie de circunstancias, unidas a sus reflejos para avisar a los Bombers y a la Policía nada más divisar humo, se aliaron con ella. Con unos 20 días de retraso, Decokó abrirá sin tener que lamentar daños de consideración.

"Me dijeron que si hubiese tardado diez minutos más en llamar se habría perdido todo", recuerda. De las diez naves contiguas a las del foco del incendio, solo dos han salido indemnes. Las otras ocho han sufrido cuantiosos desperfectos.

La tarde del pasado sábado solo Severina acudió a Son Castelló. El resto de naves se encontraban totalmente vacías. La dueña de la tienda de muebles se desplazó para dar los últimos retoques al establecimiento de cara a su inminente apertura, prevista inicialmente para el próximo viernes.

"Estuve todo el día liada con los electricistas. Sobre las cinco y cuarto llegué con el coche y me encontré con el chico de una nave. Estaba muy nervioso, descalzo y con las manos despellejadas", explica la dueña de Decokó. Severina todavía no acertaba a discernir qué había sucedido.

Según la investigación, el joven colocaba la moqueta en una embarcación. Puso un foco a corta distancia que hizo prender la cola. El fuego se extendió poco después. "Pensé que se había metido en una pelea con alguien. Hablaba por el móvil. Luego le vi volver y me extrañé", señala.

Una cortina de humo no tardó en asomar. "Fui a llamar a los bomberos y me llamaron al momento de Prosegur. Se había activado la alarma de humo. Les dije llama tú a uno y yo llamo a los otros". Este hecho evitó que todas las naves fueran arrasadas por completo.

Severina Galdón no duda en calificar de "milagro" que su tienda apenas sufriera estragos. "Una nave vacía hizo de cortafuegos. El viento alejó las llamas de mi local y la lluvia también me ayudó". El humo ya empezaba a salir por los agujeros de los enchufes.

La rápida llegada de los bomberos contribuyó a mantener el fuego a raya. Ahora la empresaria ha encargado un informe a los servicios de extinción y a la Policía -previo pago de unos 12 euros a cada uno- para que certifiquen si puede abrir con todas las garantías. "Todavía hay mucho que limpiar. Creo que se retrasará bastante la apertura de la tienda".

En las antípodas de la tienda de muebles se encontraban ayer las ocho naves afectadas directamente por el fuego. Los peritos de una compañía de seguros examinaban los numerosos desperfectos de un pequeño negocio de recambios de automóviles. El servidor del sistema informático de las oficinas centrales del grupo hotelero BlueBay Hotels también había sido consumido por las llamas.

La nave de una empresa de artes gráficas salió aparentemente indemne. Sin embargo, los bomberos aseguraron que el fuego y el enorme calor desprendido habían estremecido su estructura y esta se encontraba dañada. "Tenemos que reunirnos con el arquitecto para que nos diga el alcance", apuntó la propietaria.